-->

viernes, 24 de junio de 2011

Todo a su lugar


Quizás sea distimia pero qué más da.

Llevo mucho tiempo haciendo esto, no debería suponer un problema precisamente ahora, aunque no sea cierto que las contrariedades te hacen fuerte. A mí no me hacen fuerte, sólo me hacen más distímica. Pero da igual.

Es mucho tiempo sujetando el palito de la sonrisa impostora. Yo sé que hay gente que sabe que la sonrisa no es verdad. Y sé quiénes son, aunque algunos no sepan bien quién soy yo. Ironías de la vida.

No debe suponer un problema precisamente ahora hacer esto, disfrazarse, disimular. Ordenar a mis sentimientos ir de incógnito. Ni que fuera algo que no hago con frecuencia.

Después de todo, la gente se cansa de los distímicos, es normal. Incluso nosotros nos cansamos entre nosotros, y a nosotros mismos. Yo hace ya bastante que no me soporto, ni me entiendo, ni me quiero. Es una estupidez intentar hacer que otro lo entienda, lo es. Y por eso voy a dejar de hacerlo. En el momento casi siempre supone una liberación contar tus rayadas de distímica obsesiva a otro, pero a la larga solo sirven para mostrarle tu debilidad. Y no. No debería ser así.

Ahora me voy a callar en todos los lugares menos aquí. Silencio. Ni hobbit, ni crisis existenciales de odiar mi trabajo, ni demás mierdas. No. A fingir felicidad y ya.

Es curioso como cuánta más felicidad finges, más infeliz te sientes.

sábado, 11 de junio de 2011

Eres la decepción hecha humano.


Y aún así, después de quién sabe cuántas lágrimas y todas en días extraoficiales, si te veo esta noche y os acercáis tú y tu bienquedismo, me comportaré como si creyera que aún te importo algo, como si no supiera lo que ocurre cuando no estoy, como si no te guardase rencor. Y no, no te mereces más mi comprensión, ni mi perdón, y mucho menos mi amistad.

Esto va estallar y no voy a ser quien más pierda, porque yo ya no tengo nada que perder; hace mucho que lo perdí todo.



Así que vete y no vuelvas, antes de que empiece a odiarte y decida devolverte el daño que me haces.