-->

martes, 7 de abril de 2009

PARA TÍ

Bueno Niebla anoche se me ocurrió dejarte una felicitación en el bloc.
Quizás sea una manera de que alguien nos identifique, pero a este paso me da que el bloc solo lo leeremos tú y yo (y menos mal)
Muchísimas felicidades, me hubiera gustado decírtelo en persona y darte un fuerte tirón de orejas, pero no ha podio ser.
Se me ocurrieron muchos, muchísimos regalos materiales para dártelos en este día, pero como estamos en crisis y la economía no da para mucho, he pensado en regalarte algo totalmente insignificante, y es un pedacito de mi corazón.
En estos tiempos en los que la amistad escasea, quería ofrecerte mi amistad incondicional, para los buenos y los malos momentos ( si, en plan boda).
Se que muchas veces te has planteado que tu vida es patética, que nada de lo que esta pasando tiene sentido, pero si que lo tiene. ¡¡Que sería de mi sin esos momentos en los despotricamos de los trocitos de pipa en mi chicle y acabamos riéndonos del mundo!!!! Sin esos momentos, creo que no me seria posible seguir; así que… Niebla, empecemos de cero, rodeándonos de las pocas o muchas personas que nos quieren, creando nuevos sueños y nuevas metas a alcanzar.
¡¡¡¡ Que los trocitos de pipa no monopolicen nuestras vidas, sino que formen parte de ellas!!!!:
¡Evitar que el Sahara destruya una de nuestras ilusiones! ; y sobretodo, deseo que tu vida empiece a cambiar, que sonrías cada minuto, que te mires al espejo y digas JODER PERO QUE BUENA ESTOY, sin minimizarte por las putas angelinas que la vida nos ha puesto en el camino.
Un besote muy grande, MUCHAS FELICIDADES¡ y un fuerte tirón de orejas =)

sábado, 4 de abril de 2009

Oscuridad

En realidad es como yo. Es tan oscuro o más que yo, y que Juno. Incluso más oscuro que Juno y yo juntas. Lo tiene todo y está vacío. Lo tiene todo menos lo que quiere tener, con el problema añadido de que tampoco sabe qué quiere exactamente.

Confía en que el futuro le lleve a alguna parte, en que le ponga en su lugar, sea cual sea. Que le arrastre si hace falta, aunque no la hace, porque quiere ser arrastrado, quiere irse lejos.
No somos tan diferentes.

Sus ojos gritan lo anterior sin que nadie (o casi nadie) los oiga. Y su sonrisa dice que no te fíes de él, que es jodidamente guapo, que tiene cara de bueno, pero que no te fíes de él... "Voy a joderte, soy oscuro", parece que dice a veces sin hablar.
Y lo es.
Pero yo también.

Algunas noches escucha música sobre su cama, con el mp3 esperando a que el vello se le ponga de punta. A veces escucha cinco veces seguidas la misma canción, la canción que le hace recordar, qué le hace estremecerse, y se tortura con ella, se autocompadece en soledad.
Otras veces ve 12 capítulos de una serie irónica que le haga reír, para no pensar, hasta que se duerme por puro agotamiento.
Quizás no seamos tan opuestos.

No lucha por lo que quiere. Es curioso porque no está rendido, pero no lucha. Sólo espera a que las cosas vuelvan a su sitio, porque hace tiempo se dio cuenta de que lo que él podía hacer... servía de poco. Así que ahora sólo interviene muy de vez en cuando. Quizás espera su oportunidad, como en una guerra de guerrillas. Espera el momento idóneo, en el que todo cambie de repente, se ponga a favor y vuelva a sentirse vivo. Su cabeza sabe que no va a suceder, pero su corazón confía y se refugia. "No me refugio", dijo. Pero yo sé que lo hace, porque yo también lo hago.

Yo lo hago por él; él lo hace por ella; quizás ella lo haga por otro.

La realidad es que los tres vivimos en un patetismo absoluto.
Lo cierto es que los tres vivimos en puta oscuridad mental, estamos turbios.
La verdad es que ni siquiera ella y yo somos tan distintas, si no fuera porque somos físicamente opuestas. Ella, la perfección; yo, el desastre.

¿Qué haría si no tuviera miedo?

Te odio por eso, por haberme forzado a preguntármelo, por intentar impulsarme a seguir adelante, y levantarme del suelo, para luego... irte. Para irte y dejarme con la parte material, por no responder cada vez que ahora grito desde el suelo. Porque ahora eres más opaco si cabe.

Te odio por tu capacidad de sonreír a cualquiera, por tu saber estar, por tener palabras amables para todo el mundo, cuando tus pensamientos los están despedazando. Porque nunca sé lo que estás pensando... y me da miedo. Y por tu imprevisibilidad para decirme algo que me deje un día entero pensando, en el mejor de los casos (suele ser una semana).

Te odio porque te ríes conmigo, y me haces sentir menos absurda. Y entonces llego a casa y creo que te importo.

Pero sobre todo te odio por la perfección que irradias, y de la que eres perfectamente consciente... Por esa modestia que parece reflejar lo agradable de tu personalidad, tu ausencia de maldad,... cuando yo sé perfectamente que su única razón es que por dentro estás tan podrido como yo.

Te odio porque todo esto a veces me hace creer que puedas entenderme, cuando sé que la verdad es que no lo haces, que ni lo intentas, que no te importo, que soy un elemento más a los que te ha acercado tu perfección, hasta que llegue la guerrilla. Y por eso te odio sin que hagas nada, precisamente porque no lo haces.

Porque me caigo sin que me toques, y dirijo todo el odio a la única persona que tiene la culpa de esta situación: yo.

¿Qué haría si no tuviera miedo?

No lo sé, porque lo tengo.