domingo, 29 de abril de 2012
3, 2, 1...
Entre los email's del hobbit en un tono excesivamente amistoso sobre banalidades de la vida (libros, películas, series, exámenes...), la inutilidad de mis compañeros de clase, las muestras de desafecto de quienes sabes que no son tus amigos, las fiestas de mi barrio en las que siempre se arma alguna (que si el Duendecillo me llamó zorra hace 2 años, que si apareció la Gafapasta de improviso el año pasado...), antiguos "amigos" que te llaman después de casi dos meses de haber discutido con ellos cuando ya no hay solución y te da igual si viven o mueren (porque mi paciencia tiene un límite, a menos que te llames Jodido Hobbit del Bosque); Rajoy jodiéndome la vida con sus reformas (que voy a tener que declararme persona sin recursos para que no me niegue la atención sanitaria para no morirme si me vuelvo a poner enferma porque nadie tiene dinero para pagar tratamientos oncológicos), que no voy a conseguir curro en verano y seré persona sin recursos de verdad, que medio se me declara un amigo y encima me pongo a llorar de la impresión...
¡Semana completa, sí señor!
Al menos eché a las voces, a la voz. Que, de momento, sigue sin volver. ¿Importa eso? Intento volver a la racionalidad de pensar que "no es especial", "con el tiempo y tu voluntad se te pasará", "no es especial", "realmente tampoco os entendéis", "no es especial"... Joder, era más fácil cuando le tenía bloqueado en todas las redes sociales y no estaba abriéndome conversaciones o mandándome mensajes cada media hora... Hay que joderse, pero si nos comportamos en todo como si tuviéramos 18 años (o menos) no sé porqué iba a ser en esto diferente...
Y mira qué mierda de puntuación... Ni escribir sé ya.
jueves, 26 de abril de 2012
Otra vez mi mente me grita. Me habla de una opción que se suponía que ya no era opción. ¡Cállate, cállate! ¡Me he rendido! ¡Cállate! ¡Te rendiste, Nib, deja de pensar en eso! ¡Para, para, para! ¡No te quiere, no te quiere, asúmelo! ¡Da igual lo que diga, si te quisiera haría otra cosa! ¡Así que cállate y vuelve a la racionalidad de la que disfrutaste la semana pasada! ¡Vamos, vamos, deja de envenenarte tú sola! ¡No se merece tanta lucha! ¡Basta ya! ¡NO hay nada que decidir! ¡Venga!
miércoles, 25 de abril de 2012
Me enfado y no respiro.
Es lo que me falta decir a veces.
Mi comportamiento no es maduro, ni propio de alguien de mi edad y quizás no sea racional, por muchas vueltas que le dé a todo, por muy rápido que vaya mi mente.
Creo que lo hago para alejarme y alejarle, creo que de una forma inconsciente me comporto de formas que son difíciles de entender y desencadeno situaciones difíciles de arreglar o perdonar porque no soporto más tenerle cerca y tener que llevar una relación más que cordial con él (joder, si sólo fuera cordial creo que hasta me conformaría).
Si no lo he hecho antes es porque siempre albergaba dentro de mí esa pizca de esperanza, ese nosequé, al ver como me miraba. Y esta vez he deseado no albergarlo más. Ya no más intentos, ya no más lucha. Y es como si yo sola me fuera poniendo las barreras por el camino, con comportamientos que sé que acabarán por lapidarme a sus ojos, por cansarle, por agobiarle. ¿No te alejas? ¿No me dejas alejarme? ¿Querías Niebla? ¡Pues toma un banco entero!
Y aún así no ha funcionado. No, joder, no. Ha dejado de funcionar cuando después incluso de escupirle aún es capaz de darme la mano, o decir que me quiere, o llevarme a casa. ¿Cómo va a funcionar? No soy de piedra y me acabaré rompiendo. Lo haré. Pierdo el control. Confieso pensamientos que no debería, manifiesto sentimientos que tampoco debería y cuando me doy cuenta de que he perdido el control totalmente, ataco, ataco con desprecio, ataco con todo. ¿Se puede ser arrastrado y orgulloso a la vez? La sensación de desequilibrio que debo de transmitir a veces debe ser sólo comparable con el torbellino de sentimientos que siento por dentro.
No puedo pedir disculpas, no sé qué decir, no sé qué hacer. La cago una y otra vez, una y otra vez, una y otra vez, supongo que adrede, para dejarme claro que no va a volver a pasar nada. Pero él vuelve, viene, sonríe y... empieza a importarme de nuevo que nunca vuelva a pasar nada. Empieza a hacer que vuelva a pensar que sí es especial, empieza a hacer que me sienta morir otra vez.
Y por eso quiero que se vaya, que deje de demostrarme que le importo. Porque así no es como debía ser. Así no es como va a terminar. Así, en realidad, nunca se va a terminar.
Lo llevaba bien la última semana. Me estaba levantando.
Joder. Mierda.
lunes, 23 de abril de 2012
Demasiados buitres negros...
por todos mis errores
por mis mil contradicciones
por las puertas que crucé
discúlpame
por quererte igual que antes
y por no poder callarme...
Que me estoy mordiendo las manos desde el sábado para contenerme de escribirte.
Porfa.
lunes, 16 de abril de 2012
Cada vez soy más tú.
Da igual lo que él dijera, por desgracia sí tenemos cosas en común, tú y yo.
Cada vez soy más tú.
¿Me has estado observando este mes, desatando tormentas para mí?
No sé si importa. Mírame, ¿ves lo que tengo al lado? Te lo he dicho, soy cada vez más tú, más débil y más tú. Ahora, así, no soy yo. Pero todo es más tranquilo de esta forma, te entiendo tanto… Aunque sigo teniendo miedo.
¿Dónde está la fuerza que tenía hace un año? ¿Era eso esperanza?
¿Sabes? Ahora él tiene razón, soy egoísta. EGOÍSTA.
No, es mentira. Si lo fuera no le habría servido en bandeja de plata. ¿Debía acaso hacer otra cosa? Si asumí que era el fin, ¿qué sentido tenía estar ahí, impidiendo nada? ¿No estaba acaso de más? ¿Importa lo que hubiera hecho otra en mi lugar? ¿Importa lo que hubiera hecho yo en cualquier otro momento pasado? ¿No debo dejar que las cosas sucedan y ya está? ¿Por qué estar ahí como un obstáculo, como un condicionante? Dejé de luchar, me rendí y eso formaba parte de ello. Quizás me esté equivocando otra vez, como antes, como siempre. Me quema pensar todo lo que pude evitar, lo que puedo quizás. Pero no tengo fuerza, no la tengo, me he cansado de jugar a perder. No quiero perder más, si casi no me queda nada. Estoy tan cansada... no puedo más.
No le reconozco.
¿Quién miente aquí? ¿Por qué no encaja nada? ¿Cómo llegué a esto? ¿Cómo llegó a esto? ¿Acaso importa algo?
Quiero que me decepcione, lo pido a gritos aunque, en realidad, no pueda entenderlo. No, no puedo. No, no encaja. Pero da igual, ¿no? Dime que da igual, dime que se pasará, dime que esto acabará, que me levantaré…
¿Eso pensaste tú la noche antes? Pensaste que ibas a poder levantarte… pero la mañana te venció; las mañanas aniquilan. Las mañanas nos ponen toda la mierda en la cara después de un breve periodo de tranquilidad…
¿Sabes? Yo tampoco me quiero levantar…