-->

miércoles, 25 de abril de 2012

Me enfado y no respiro.


Es lo que me falta decir a veces.
Mi comportamiento no es maduro, ni propio de alguien de mi edad y quizás no sea racional, por muchas vueltas que le dé a todo, por muy rápido que vaya mi mente.

Creo que lo hago para alejarme y alejarle, creo que de una forma inconsciente me comporto de formas que son difíciles de entender y desencadeno situaciones difíciles de arreglar o perdonar porque no soporto más tenerle cerca y tener que llevar una relación más que cordial con él (joder, si sólo fuera cordial creo que hasta me conformaría).

Si no lo he hecho antes es porque siempre albergaba dentro de mí esa pizca de esperanza, ese nosequé, al ver como me miraba. Y esta vez he deseado no albergarlo más. Ya no más intentos, ya no más lucha. Y es como si yo sola me fuera poniendo las barreras por el camino, con comportamientos que sé que acabarán por lapidarme a sus ojos, por cansarle, por agobiarle. ¿No te alejas? ¿No me dejas alejarme? ¿Querías Niebla? ¡Pues toma un banco entero!

Y aún así no ha funcionado. No, joder, no. Ha dejado de funcionar cuando después incluso de escupirle aún es capaz de darme la mano, o decir que me quiere, o llevarme a casa. ¿Cómo va a funcionar? No soy de piedra y me acabaré rompiendo. Lo haré. Pierdo el control. Confieso pensamientos que no debería, manifiesto sentimientos que tampoco debería y cuando me doy cuenta de que he perdido el control totalmente, ataco, ataco con desprecio, ataco con todo. ¿Se puede ser arrastrado y orgulloso a la vez? La sensación de desequilibrio que debo de transmitir a veces debe ser sólo comparable con el torbellino de sentimientos que siento por dentro.

No puedo pedir disculpas, no sé qué decir, no sé qué hacer. La cago una y otra vez, una y otra vez, una y otra vez, supongo que adrede, para dejarme claro que no va a volver a pasar nada. Pero él vuelve, viene, sonríe y... empieza a importarme de nuevo que nunca vuelva a pasar nada. Empieza a hacer que vuelva a pensar que sí es especial, empieza a hacer que me sienta morir otra vez.

Y por eso quiero que se vaya, que deje de demostrarme que le importo. Porque así no es como debía ser. Así no es como va a terminar. Así, en realidad, nunca se va a terminar.


Lo llevaba bien la última semana. Me estaba levantando.

Joder. Mierda.

No hay comentarios :