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lunes, 31 de diciembre de 2012

Mi tesoooro...


Cada vez soy más como este desdichado ser. Nib y Niebla no se alejan tanto de Gollum y Smeagol. Tampoco me extrañaría nada que un buen día una le empezase a gritar a la otra "Tenemos que matar al Hobbit".

A ratos ciruelo por encima de mis posibilidades, como diría Rajoy. Otros ratos soy más lúcida, recordando que no te puedes fiar de una criatura y mucho menos si te dice que te quiere mucho. De hecho, lo más peligroso de la frase es el "mucho".

Que el Hobbit se vaya del país es, posiblemente, lo mejor que podría pasarme. Se lo digo a mi parte ciruela, se lo intento decir de parte de mi lado racional, el que sabe que el Hobbit no me va a querer nunca más y que sus palabras son siempre tan ambiguas como sus actos. Bueno, querer... creo que sí me quiere. No creo que más de lo que pienso, como él dice, pero sí que me tiene un sentimiento quizás más fuerte que por otra gente. Es normal. Lo que he pasado con ese ser y lo que le he perdonado siempre de forma incondicional no es poco. Sería un jodido monstruo si después de todo no me quisiera. Y no es un arranque de narcisismo, creo que soy realista. Pero no lo he hecho porque sea buena persona, no lo he hecho porque creyera que es lo más justo o lo que tenía que hacer. No. Lo he hecho porque no era capaz de no hacerlo, porque lo he intentando mil veces, pero como dice una de mis canciones favoritas, "I try to live without you; every time I do, I feel dead". He intentado asumirlo muchas veces, lo he intentado con otros, pero no; son puta metadona que sólo sirve para pasar el mono un poco menos mal.

Pienso demasiado últimamente en que se puede retomar. Había desterrado ese pensamiento totalmente, pero bastan pequeños acercamientos para alimentarlo. Como otras veces, es una de cal y otra de arena, o una de arena y dos de cal, porque la mala es la cal, ¿no? Nunca lo he entendido, la arena me parece una puta similar, no te quema pero jode estarla masticando durante días, que se te quede en la ropa y en el pelo; te pica todo y no puedes concentrarte en otra cosa.

Sé que no puede ser. Sé que da igual que un día me diga que me quiere o que seré lo que más eche de menos si se va, o que cuando lo piensa quiere quedarse. No sé porqué lo hace, a lo mejor encuentra un placer enfermizo en ver cómo, aunque tenga un banquillo de payasos esperando detrás, sigo sintiendo que él se mea en la boca de todos ellos, que ya ni el Duendecillo le supone competencia, que es el jodido amo, que si se va, "me voy a morir".

Si se va, quizás lo que ocurra es que deje de estar tan muerta.

A veces lo pienso y siento una cierta admiración por lo que siento. Aunque sé que es enfermizo, pienso: "Ole tus sentimientos, que no han cambiado en tanto tiempo". Es una putada, quizás enfermizo. He aprendido a vivir con ello, como algo más, como mi enfermedad o las limitaciones que me produce. Cuando pienso en ello, me duele mucho. A ratos me olvido, otros me hundo.

No termino de asumir que se acabó, para siempre, de verdad. Lo hice a ratos, pero luego he deshecho lo andado. He de decir que no soy la única culpable; creo que él no se comporta de la forma más apropiada, y yo no soy lo suficientemente fuerte para alejarme. Tampoco lo suficientemente valiente para acercarme. Sigo pensando que ya se me pasará, pero luego me río, porque llevo años diciéndome lo mismo. Le tengo cerca, horas solos, hablando, se nos hace de día y yo sólo quiero recostarme encima de él y dormir. Pero siento miedo e intento pensar como esas chicas de 18 años de mi clase, que no le puedo tener pero no pasa nada, que debo conformarme con estar cerca. Ya he dicho que es un pensamiento adolescente. Adolescente, utópico, ridículo y sobre todo, torturador para una misma. Pero como olvidarle ha sido imposible, es lo que me queda: asumir que ya solo es para eso, para mirarle y, cuando pueda, olerle.


Yo no debía hacerle caso -me confesó un día el principito-; 
nunca hay que hacer caso a las flores, basta con mirarlas y olerlas.

sábado, 29 de diciembre de 2012

Acepto la derrota como costumbre 
asumo tu destierro o solución 
ya no arde la madera no queda lumbre 
cenizas de un pasado que ya pasó 

Y brindo por esas noches donde todo era alegria 
esa mezcla de sonrisas y rock and roll...


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-Niebla, no le digas esto a nadie pero...

-¿Pero qué?
-Te quiero contar una cosa pero no se lo puedes decir a nadie todavía. Prométemelo.
-Te lo prometo.
-Júramelo por B.
-Te lo juro por B.
-Te quiero mucho.
-¿Qué?
-Me voy.
-¿Qué? Espera... Estoy muy borracha... ¿has dicho que me quieres?
-¿Te acuerdas de las becas Leonardo?
-Espera, espera... ¿qué estás diciendo? ¿Has dicho que me quieres?
-Te dije que iba a pedir una beca Leonardo.
Pánico. No puedo pensar.
-Una beca Leonardo -repito despacio-. ¿Para qué son esas becas?
Tengo el corazón en la puta garganta.
-Son prácticas en Europa.
-En... ¿Europa?
-Me voy a Polonia.
Angustia inminente. Estoy soñando otra vez. Esto no está pasando. ¿Me ha dicho que me quiere pero que se va a Polonia? Estoy soñándolo, la realidad no puede ser tan hija de puta.
-¿A Polonia? 
Y siento que no podré aguantar las lágrimas mucho más.
-Aún tengo que hacer la entrevista con la empresa... Yo quería ir a Inglaterra... pero me han cogido en Polonia, no sé bien qué hacer.
-En Polonia estuvo mi hermano y está C... En Polonia se vive muy bi... 
Me sentí como cuando en el sueño le animaba a reconciliarse con la voz.
-¡Joder, no! -me interrumpí a mí misma- ¡No! ¡NO! ¡No me escuches! ¡Estoy diciendo lo que tengo que decir! ¡NO! ¡En Polonia se vive muy mal!
Sonrió.
-Aún no es seguro, por eso te pido que no se lo digas a nadie, ¿vale?
-He bebido mucho, ¡no me puedes decir esto en el estado en el que estoy! ¡Joder, no, Hobbit, no! ¡Maldita sea, ¿sabes los esfuerzos que estoy haciendo para no llorar?!
-No los hagas, ya contaba con que ibas a llorar.
Pues vale. Vía libre. Todo borroso en cuestión de segundos. Abrazo.
-No quiero que te vayas... 
-Son 6 meses, no es nada... En nada ¡plín!, me tienes aquí otra vez.
¿Reprimir las lágrimas? ¿Eso qué es? Y ya no levanté la cara de su hombro.
-No, luego te saldrá un trabajo y no volverás... No te vayas. Hobbit, no te vayas... 
-Niebla, porfa...
-No quiero que te vayas... Joder estoy borracha, no me digas esto borracha, voy a decir cosas que no debo...
-No pasa nada, si te lo cuento es porque cuando pienso en irme... me doy cuenta de que eres lo que más voy a echar de menos... Pensarlo me hace querer quedarme.
-Pues quédate, no te vayas, no me dejes sola. No me dejes aquí sola... ¿Qué voy a hacer yo si te vas? Te vas a ir y me voy a morir... Me voy a morir.

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Y así era como acababa.





miércoles, 26 de diciembre de 2012

Despertar

Le di su regalo, se sintió incómodo. Apenas reaccionó, pero tampoco estábamos mal. Hasta que sonó su teléfono. Entonces dijo: "Vale, espera un momento". Se levantó y salió del bar. No sé cómo pero lo supe, supe que era ella y que estaría con ella, que de algún modo estaba allí, porque siempre aparece para joderlo todo. No puedo recordar con qué excusa me levanté dispuesta a salir yo también. Quizás ni siquiera puse una excusa. Me puse el abrigo y salí de allí dispuesta a comerme la verdad una vez más y al cruzar la puerta allí estaban. Ella estaba distinta, se había cortado el pelo. Ya sabéis que yo nunca la he visto guapa, pero para ellos debe de ser una jodida diva en diminuto. Jodida Voz. Me dio un vuelco el corazón y me quedé de piedra, allí, sin mover un músculo, quizás porque si lo hacía empezaría a caerme a trozos. Sentí la presión en el pecho, me di cuenta de que en el fondo seguía manteniendo los mismos sentimientos y esperanza, aunque me los niegue cada día. Ella dijo "Hola" con una sonrisa de suficiencia que hizo que yo me sintiera el ser más pusilánime sobre la faz de la Tierra. "Puta", me salió en voz alta. Y me fui calle abajo, casi corriendo, deseando morirme en ese mismo momento. Ni siquiera podía llorar.





Me detuve al doblar la esquina y dejé caer mi espalda contra la pared de un portal. Y entonces él dobló la esquina también, prácticamente sin aliento. "Joder Niebla...", dijo. Y se puso a llorar. Lloraba desconsoladamente. Sólo había visto llorar una vez al Hobbit antes, el día que me dijo que ya no merecía la pena seguir intentándolo, que perdíamos más de lo que ganábamos. Pero apenas fueron 2 lágrimas mientras se mordía los labios. Ahora lloraba de forma totalmente distinta, sin represión alguna, como quien rompe a llorar cuando le dicen que alguien importante para él ha muerto. Era muy exagerado, tanto que me bloqueé sin saber lo que pasaba. "Se ha ido todo a la mierda", dijo. Y entonces lo entendí; en el mismo momento en que comprendí, fui yo quién comenzó con un llanto similar, al menos interiormente. Había estado con La Voz, este tiempo, no sé cuánto. Le acababa de dejar. Y él estaba destrozado, realmente desesperado. Qué idiota soy. Jamás lloró así por mí, lo sé. Lo sé.

"Tranquilízate", dije, "todo tiene arreglo en esta vida". Escuché cómo se quebraba mi propia voz al decirlo, aunque no era lo único que se rompía dentro de mí. "Siempre aparece en el peor momento, siempre aparece para joderlo todo... ", dijo sin dejar de llorar. Yo le miré ladeando la cabeza como un perro que no entiende nada. Me cogió una de mis manos entre las dos suyas. Mi cabeza estallaba. "No quiero que lo joda ahora... Yo... joder, sé que andas con el chico ese pero... a lo mejor es el típico mecanismo de los tíos pero yo..." "¡¿Tú qué?!", pregunté impaciente. "Estoy muy a gusto contigo últimamente, me apetece estar contigo todo el tiempo... y cogerte la mano... y eso...". Me quedé mirándole incrédula. "Ya sabes, no me hagas decirlo", dijo mirándome a los ojos. "Abrázame", pedí.
Y cuando estaba ahí, en MI lugar favorito, me di cuenta de que tenía que estar soñando.

Y me desperté.

sábado, 22 de diciembre de 2012

PLEH

Así lo escribía cuando se dio cuenta de que se le había ido de las manos. Yo me preguntaba cómo podía hacer algo tan frívolo de algo tan serio. Nunca me pregunté porqué no paraba si sabía que le hacía daño. No me lo preguntaba porque siempre me sentí identificada con él. Que pidas ayuda invirtiendo el orden de las letras no significa que no la pidas, significa que quien sepa que lo estás haciendo se preocupa por ti y te conoce.

Todo lo que viene a continuación no va dirigido al Hobbit, él no es el receptor, aunque se hable de él. El receptor no lo puede leer. Quizás lo escribo para mí, para reflexionar y no solo desahogarme. Para intentar ver las cosas desde un punto de vista más objetivo.




Ayer llegué a casa y pensé en ti. Tenía claro que no iba a caer otra vez, que tengo que parar, pero luego siempre caigo. Tres grandes descontroles simultáneos son muchos y no se pueden manejar todos, es imposible. Sin embargo estaba tan mal... era tan consciente de que lo estoy... Así que ayer tocaron Jirafas Sonrientes, sólo pude manejar uno. Lo dije en voz alta, dije: "Hoy tocan jirafas sonrientes... o quizás sean jirafas tristes". Era raro porque no tenía frío como otras veces, a pesar del rato que pasé sentada sola en la acera antes de subir. Pasó rápido y ni siquiera aparecieron las jirafas, ni felices ni depresivas. Me sentí cálida y en paz, y cuando abrí los ojos era otro día, aunque no mucho mejor.

Estoy totalmente fuera de control, para que luego él diga que no entiende en qué coincidíamos tanto tú y yo. Tú piensa que a él los paralelismos se le dan bastante mal, no es capaz de leer entre lineas nunca. No me quiere lo suficiente como para leer mis pleh. Me lo intentaste decir muchas veces al principio, pero no quería escucharlo. Necesitaba creerle a él, o más bien creer en él. Joder, confié ciegamente.

Mírame ahora, he vuelto a ser lo mismo que fui antes de conocerle, incluso antes de conocer al Duendecillo, y él ni lo sospecha porque nunca ha sabido mirar tanto dentro de mí. Se cree que me conoce y sin embargo... 

Ojalá todo fuera tan fácil de revertir, ¿verdad? Lo pienso mucho últimamente, ¿en qué me estoy convirtiendo? Ojalá pudiera ser tan rápida en unas cosas como lo soy en otras. Ojalá no fuera tan débil. Cada descontrol acarrea otro, todo se encadena y se va desmoronando. Yo me hago fatalista. Lucho con una pequeña esperanza, pero en el fondo sé cuál es mi destino. A veces me recuerdo a Pascual Duarte, espero no terminar desarrollando esa violencia, aunque a La Voz ya sabes que la cogería de los pelos y la estampanaría contra una valla de pinchos electrificada.

Esto ya no tiene sentido, tú lo ves y yo lo veo. No sé hasta qué punto lo ven los demás. Me refiero al ser patético en que me he convertido. Soy un ser superficial y absurdo fingiendo casi constantemente una alegría de vivir que hace mucho que dejé de sentir. Pero es lo que tiene sentido, porque nada debe preocuparme salvo estar viva. A ellos puede preocuparles una mala nota en un examen, una bronca con un amigo o que en el restaurante no tengan comida sana mientras están a dieta, pero a mí nada tiene que preocuparme porque yo podría estar muerta y no lo estoy. En realidad, una vez fue así. Y fue tan brutal que contagiaba, contagiaba a los demás, se olvidaban de que les habían robado la cartera o de que se les había estropeado el ordenador de la manzanita. 

No debería importarme si sabe que mi regalo es para él. ¿Por qué debería? No me importaría si fuera cualquier otro, me importa sólo porque es él. Y no debería. Si lloro es porque conozco la verdad y me duele, y porque estoy en esos días femeninos. Ya sabes, no es un llanto agónico, no siento presión en el pecho, es un llanto leve y triste, como cuando lloras con una película. Quizás debería llorar un poco más, ahí entre mis sábanas térmicas y mi perro, como ayer noche, como una auténtica forever alone. O dormir, dormir sin más y esperar a que llegue esta noche. A que pase todo. Y volver a la reversibilidad y a las jirafas sonrientes. Sentir esa falsa y momentanea paz, la única a la que puedo aspirar de un tiempo a esta parte.


martes, 6 de noviembre de 2012

No voy a superar el post de Juno, ni a intentarlo. Hace mucho tiempo que dejé de intentar escribir bonito para simplemente vomitar toda la mierda que llevo dentro.

Me muevo dentro del mismo círculo sin parar, y como siempre, acabaré muy muy mal, cada vez peor.

Buscaba unas fotos en unos emails y he acabado viendo las mismas jodidas fotos de siempre, fotos que había borrado del ordenador pero que están como datos adjuntos en un jodido email. En esa misma cadena de emails está un ciclo entero... con sus subidas enormes y sus bajadas, primero pequeñas para ser remontadas, y luego ya sin remedio.


Es difícil que pudiera sentirme peor. La medicación que tuve que tomar hasta hace nada, unido al estrés que llevo, han hecho que se acelere lo que ya imaginaba que iba a pasar y no quería ver. Desde hace unas dos semanas veo como se me cae el pelo a mechones otra vez, sin poder hacer nada por evitarlo. Han sido dos años los que tuvieron que pasar para por fin recuperar mi pelo de antes, para poder peinarme como me diera la gana, para que me saliera una coleta que no fuera ridícula, para poder rizármelo, verme bien... y ahora me quedo otra vez con él en la mano, sabiendo que no puedo hacer otra cosa que resignarme mientras lo dejo en el desagüe, en la almohada, en la ropa y hasta en la mesa de clase. Y mira que he contado aquí cosas personales, pero creo que nada tanto como esto y los sentimientos que me produce que, si sois chicas, os podéis imaginar.

En este ánimo tan favorable, buscando la carátula que diseñé para un cd con mi mejor amigo entre los emails que nos mandamos, he ido a parar a una cadena de mails que empiezan a finales de 2010 y acaban en 2011 y que tratan principalmente -aunque no solamente- el tema del puto Hobbit. En él se refleja claramente su ambigüedad, su pasotismo, mi ilusión y mi confusión.

Ya no sé ni qué escribir. Total, imaginad, estoy hecha mierda. Pongo un circo y me crecen los enanos (y los gnomos, y los hobbits, y los duendecillos).


viernes, 2 de noviembre de 2012

Parto postumo

Después de mil años regreso pisando fuerte; con un escrito de hace un par de meses que necesito publicar.

Y si no es para ti, ¿para quien va a ser? Inspirabas mis letras más tristes pero mejor escritas. Aquellas en las que rallaba con mi pluma los sentimientos más fuertes que me comían por dentro.
Mucho tiempo paso, mucho tiempo volverá a pasar y seguirás siendo mi debilidad. Es algo que no se puede controlar, una sensación de atolondramiento que se crea en mi subconsciente.

Supongo que el dicho de  “Sino eres para mi…”, en mi caso continuaría con un “no te quiero cerca”.
Eres el ser mas dañino que he conocido; sin hacer nada consigues sacar la parte de mi que menos me gusta, “El  descontrol”. Mi punto débil que de manera inexplicable has sido siempre tú.

No tienes nada que destaque en realidad, ni belleza, ni personalidad, ni inteligencia. De ahí que piense que eres una piedra que el destino puso en mi vida dos veces. No habra una tercera. Ahora si estoy preparada para ignorarte, para no dañarme. No te quiero cerca de mí ni de mi vida.

Vi todo lo que tenía que ver: tu bienquedismo de mierda, tu pelelismo con las personas fuertes, tu debilidad ante la ambrosia, tu falta de respeto y de vergüenza, tu patetismo, tu miedo a expresarte, a crecer.

Al principio pensé que no solo habías cambiado, sino que también habías madurado. Me sentía inferior a ti, mas ignorante, poca cosa. Alguien que no te merecía, y sabes?  En realidad no te merecía. Nunca te merecí. Aspirabas a la luna y a las estrellas, anhelabas riqueza y poder…aquello de lo que carecías.

Me siento orgullosa de no ser luna y estrellas, de ser una simple mujer con sentimientos reales que no tiene miedo a expresar.
Te dije que siempre habias sido tu, ¡Que siempre serias tú!... y si, eres tú, la persona que me hizo sentir el bicho mas insignificante del universo.

¿De verdad sabes que cojones quieres?

No encajaba en tu vida, en tu círculo de aparentar. No me daba cuenta de que no tenia que aparentar nada, que lo que era y tenía estaba bien.
Marcas, fiestas, amigos de fiestas, zorras chupapollas, gente que te dice lo guay que eres…Aplausos, risas, drogas, alcohol, anfetas, alegría, ¡QUE DE AMIGOS TENGO!
Recuerdo una frase, -“En esos sitios todos son tus amigos”. Me costo verlo y creer en ello. Me costo dejarte y aun mas darme cuenta de que era lo mejor para mi.

Aun a día de hoy creo que eres una gran persona, y me da pena ver como te rodeas de tanta mierda, pero si mierda es lo que quieres…toda para ti. Te deseo mucha felicidad y un futuro brillante de aplausos, risas, éxito y muuucho amor. Te podría decir mil cosas mas.

Se cayo el mito, se destapo la verdad y has sido mi mayor decepción. Anhelaba explicaciones, saber por que yo no era la adecuada, que había echo mal,  ¿Por qué a mi?. Ya me da igual. La explicación que hay en mi cabeza es que todo era demasiado complicado y que tu pasas de complicaciones.
 Es mejor evadirse con un achuchon a tiempo, que dejar que te de el bajón y por fin ver la asquerosa realidad que te rodea.

Eres el fiestero eterno, el alma de la fiesta, el sustentador de putas y drogas, de crías arrogantes que ven en ti un miserable pagafantas.
 
Tenias y tienes un futuro brillante que te empeñas en pisotear y en anular a base de rallas de cocaína.
Te machacaron el corazón y aun sigues amando a esa zorra interesada.
Cada uno tiene lo que se merece. Cada uno recoge lo que siembra…¡Putos dicho de mierda que en realidad no dicen nada!

Y me encantaría ver tu expresión mientras lees toda esta basura. Creerás que es rencor, despecho, y aunque no lo creas, no es nada de eso.
 
Por que el destino quizás nos ponga momentáneamente en el mismo camino, y pase el tiempo que pase deseare no verte la cara nunca más. Te querías amistad, que ¡Todo el mundo este bien!, una entupida utopia que ni tu mismo te crees.
 
Quería que te sintieras mal por todo lo que me hiciste, que alguien te hiciera sentir de la misma manera que me sentí yo, pero ya no quiero nada, nada que venga de ti, nada que tenga que ver contigo.
Hablando en pasado fuiste mi primer gran amor, mi primer gran decepción y mi debilidad con patas.

Siempre agradeceré tu silencio, ese supuesto miedo que tenias a llamarme. Era la única manera de que terminara conociéndote de verdad. Que mierda de cobardía.
Que pena y que decepción de persona.

jueves, 25 de octubre de 2012

Desorden

Se vio guapa en el baño. Con buena cara, delgada y un culo de puta madre. Y, sin embargo, tampoco esperaba nada. Puso sus pies allí fuera e hizo un rato su papel de mueble, también de puta madre... Debería decir ya que me voy, pensó. Si no lo decía, parecería que estaba esperando por algo... y ya hemos dicho que no esperaba nada. Así que sí, decidió que se marcharía, diría: "bueno, yo me voy a casa, que me esperan a cenar". Qué digno quedaría... Una tía segura, que no quiere ni espera nada.
-¿Te apetece dar una vuelta? -irrumpió él antes de que pudiera abrir la boca.

¡Joder, sí! ¡Dile que sí!, gritó Niebla dentro de ella, y se puso a dar saltitos mientras corría en círculos.
-Es tarde ya... -dijo torciendo el gesto mientras Nib le hacía a Niebla una llave a lo yudoka- y jopé, quiero ver "La Voz", ¿no me vas a dejar ir a ver a Melendi?
Los dos sonrieron. Vale que no era la mejor excusa del mundo, pero él había sido más hábil preguntándole antes de entrar allí si tenía clase al día siguiente.
-Lo puedes ver online mañana... demos un paseíllo, anda, con la noche tan buena que se ha quedado...
-Bueno... vale.
Maldita Niebla.

Y la noche era buena, sí. Al principio él se quejó algo del frío, pero pronto se le pasó y no volvió a acordarse, o al menos no manifestó hacerlo. Caminaron por las mismas calles, al principio en silencio, el primer silencio incómodo de la noche...
-Estamos caminando sin rumbo... -dijo él dando una curva.
-¿A dónde quieres ir?
Se acercaban a la zona sensible. Sensible para ella, claro.
-No sé, ¿vamos al Molly?
-Por mí bien -contestó en tono alegre, como si no le importase.
Pero sí que le importaba. Sí, estaban prácticamente al lado, pero... Allí era donde habían quedado la primera vez solos, aquel día que hablaron de Matrix, de Origen, de Lost y de tantas otras cosas, en aquella tarde que pasó volando, después de ir a la pista de hielo. El mismo bar donde apenas tres meses después ella le decía aquel "Ha vuelto, pero no pasa nada, voy a estar bien", y él decidió de forma unilateral que aquello, lo que tenían, era una mentira, que ella le utilizaba, que era su tabla salvavidas, que no lo quería. Al llegar a casa decidió que la dejaría sola, o quizás lo decidió en ese mismo momento. Ella lo supo por cómo la besó -o más bien por cómo no lo hizo- al despedirse, allí, en la puerta de aquel bar. Esa tarde, al menos para ella, quizás constituía el peor recuerdo que tenía con él, peor que el 23F. Un año después todo había dado muchas vueltas, en diferentes sentidos, direcciones... y sin embargo habían ido a parar a ese bar de nuevo, el día que apareció La Voz por primera vez, y ahora no hablamos del programa de televisión. Ese día ella salía de la cueva por primera vez en mucho tiempo. Él le dijo sus frases maestras, el "eres muy importante para mí", "no podemos acabar así"... mientras ella recorría las grietas de la mesa con los dedos, bajaba la cabeza y hacía esfuerzos sobre humanos para contener las lágrimas. Él le pedió que no llorara, por favor. Y otra vez, aquello superaba -para mal y con mucho- a lo del 23F.

Para ella, ese bar estaba tan lleno de dolor... Pero tenía que pasar por allí todos los días, al ir a clase. Ahora, con el frío y la vuelta de la ropa de invierno, a veces le parecía volver a verle, apoyado en la columna de la puerta, con el cigarro en la mano, esperándola, el día que le diría que seguía enferma, cuando él ni se lo esperaba. Y sin embargo a él... parecía darle igual todo. A él no le quemaban esos recuerdos, ¿a él no le había dolido todo aquello? "No pasa nada", pensó ella, "esto es algo que ya sabías, a él le da todo igual, no importa". Y seguía la conversación sobre la película que acababan de ver como si fuera la persona más despreocupada del mundo. Realmente tampoco estaba triste, y ni siquiera decepcionada. Era un detalle, un detalle más a lo "Nib tenía razón". Pero, extrañamente, no se entristeció.
-Mejor no vamos al Molly... -dijo él cuando estaban a unos 50 metros- porque es que ahí... a mí me da bajón... me pongo pufff, no sé, muy plof.
-Sí -asintió ella jubilosa, sonriente y gesticulando con las manos-; la música mola, o sea, es música de calidad pero claro, así en ese rollo relajadillo sí que se apalanca uno, se queda co...
-A mí es que me vienen cosas a la cabeza y me pongo mal -interrumpió-. Me pongo como... ufff, me pongo fatal, no me mola nada ya ese bar...
Ella sonrió, aunque él tenía mala cara. Pero es que, en realidad, su sonrisa era para ella misma. Y rebasaron el bar.
-Es que no me gusta ni pasar por la puerta... -insistió él.
"Pues prueba a pasar todos los días varias veces", pensó ella. Él la miraba como buscando comprensión, o esa impresión le dio a ella... de que su mirada era como "Sabes porqué, ¿no?". Así que  sonrió e intentó que su mirada le dijera  algo como "Claro que lo sé, a mí tampoco me agrada...". Lo que él entendiera, lo que fuera real, ya era otra historia.
-¿Has ido alguna vez al Lizarrán?
-No sé ni lo que es... -contestó ella.
-¿Te apetece ir a cenar?
Y le sonrió.


Y así es cómo se descolocó todo. Otra vez.

miércoles, 24 de octubre de 2012

Out of control

—¡NIB! ¿PUEDO SABER QUÉ COÑO ESTÁS HACIENDO?
—¿Yo? B me libre a mí de hacer nada...
—¡NO PUEDES FOLLARTE A SUS AMIGOS! ¡A SUS AMIGOS NO, JODER!
—¿Y por qué no? 
—Oh, B...
—Venga, Niebla, ¿quién ha hablado de follar? Es un café... un cafetín y ya.
—No, no, no...
—Anda, atiende al Hobbit que le tienes esperando. Míralo qué impaciente está por verte que quiere tomar algo antes del cine... jajajaja. La última vez que hizo eso te dejó en ese intervalo de tiempo, ¿te acuerdas?
—Córtate un poco, tronca, que al final no voy...
—Eso sería lo más inteligente por tu parte, estás empezando a ciruelar.
—No ciruelo, es por el café, ya te lo he dicho.
—¿Le vas a contar lo de L? Jajajajaja
—No lo sé...
—¿No has pensado que antes de decirte nada a ti, es posible que L le haya "pedido permiso"? Y claro, él le ha dicho que vía libre...
—Claro que lo he pensado, es lo primero que pensé... pero lo de L ha sido espontáneo.
—¿Y qué? El otro día te invitó a un chupitazo y no paraba de hablarte... es muy posible que le haya preguntado algo... ya sabes... en plan "Oye, Niebla y tú..."
—Joder, cállate.
—Por eso no se lo vas a decir, porque te da miedo su reacción, te da miedo que le dé igual.
—Aunque no le diera igual, haría como que le da igual. Y lo mismo si L le ha "pedido permiso". Es demasiado macho como para admitir algo y, además... bah, ¡deja de comerme la cabeza! ¡Él no habla con ellos de mí, no creo que hayan hablado de mí! 
—Pero ¿y si sí? ¿Te imaginas el canelo que estás haciendo? Toda la mañana ciruelando que llevas...
—No voy a saberlo... 
—Cuéntaselo esta tarde, así de risas...
—Había decidido que no lo haría.
—¿Y vas a controlarte? Estás deseando hacerlo y ver su reacción.
—No, no, no creo que hayan hablado joder.
—Pero está claro que él ha tenido que dejar claro que pasa de ti. No le metes fichas a la ex de un amigo, piénsalo.
—CÁLLATE, JODER.
—Bueno, bueno. Tú sabrás lo que haces, pero por mí ya sabes que nos triscamos a L y que nos quiten lo bailao.
—Esto se nos ha ido de las manos.
—Y más que se nos va a ir.


Diálogos bipolares. Vuelve el espectáculo.


—Quizás le estás dando demasiada profundidad, pero por lo demás te está quedando de puta madre... aunque ya puede, porque... ¿eso que te gotea entre el flequillo es sangre?
—¿De qué me hablas?
—Del agujero que llevas cavando desde hace un par de semanas. Como sigas con ese énfasis las vas a pasar bien putas para salir, más que la última vez.
—Cierra la boca.
—Lo haré cuando tú abras los ojos.
—Los tengo bien abiertos.
—No, estás fuera de control, parece que te has hinchado a comer setas alucinógenas. ¿Qué ha sido lo de hoy? ¡Por favor! Si hasta lo han notado tus compañeras de clase...
—Lo que ellas han interpretado es que es él quién está detrás, no yo. Que es él quién quiere volver, no yo. Y que yo paso y él no. 
—Da igual lo que los demás vean, tú sabes de sobra lo que hay, y sabes de sobra que siempre parece otra cosa, a ojos de todos. Pero no es, y tú estás cayendo otra vez, joder, vas en picado. Ayer no estabas así, ayer tenías miedo, esta mañana también, y ahora... joder, mírate... estás perdiendo el control.
—Es el café, no debería haber vuelto a él... ¿pero es que no ves cómo está? Está que da gusto...
—A lo mejor se le ha hinchado el aneurisma.
—No creas que no lo he pensado...
—Jajajaja.
—¿Es que viste cómo sonreía?
—Claro que lo vi, soy tu puto alter ego, estaba allí. ¿Viste tú el moco que se le caía? Le brillaba con el sol ahí entre los pelillos del bigote.
—Sí, joder, me dio un poco de asco.
—Pero aún así estabas sonriendo con las mandíbulas desencajadas tú también... Joder, estamos perdidas, estaba segura de que lo iba anular de alguna forma...
—Ya, yo también... Ahora estoy confusa.
—Estás contenta... y eso es muy peligroso.
—Si hasta tú has pensado por momentos que mandemos todo a la mierda y que luchemos otra vez.
—Echa el freno, que yo sólo quiero follármelo.
—Mentira, en realidad queremos lo mismo, y no es follárnoslo.
—¿Y qué más da lo que queramos? No va a pasar. Te vas a estrellar, Niebla, nos vamos a estrellar. Y luego volver a empezar, otra vez. Que si cueva, que si nieve, que si voces, que si mierdas. Estoy harta, joder, ¡pasa de él! ¿No nos iba bien con los polvos sin amor? Joder, nos iba de puta madre... Hoy uno, mañana otro... sin remordimientos, sin peligros. Pero este puto enano siempre tiene que volver para joderlo todo en el momento menos indicado... 
—Voy en picado, Nib.
—Es lo que trato de decirte. No sé qué coño ha pasado en unas horas para que hayas perdido el norte de esta forma. Te desestabiliza, te maneja totalmente, esto no es normal.
—Que B nos ayude. 
—Amén.


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lunes, 22 de octubre de 2012

Ganar es perder II (de la premonición a la realidad)

—¿Ey, Niebla, de qué hablabas con mi amigo L?
—Me decía que van a estrenar la nueva de Crepúsculo y que si la iba a ir a ver.
—Jajaja, ya te conocen...
—Pero si sólo he visto la primera y en la tele...
—Y la segunda en el avión, ¿no?
—Ah, sí, es verdad, pero me dormí durante todo el rato que no salía Edward... Si yo es que engullí los libros en su momento, pero creo que ahora si se me pusieran por delante...
—...les vomitarías encima.
—Jajaja, sí, probablemente.
—Pues es que fuimos al cine ayer y nos pasaron el tráiler, por eso te lo habrá dicho.
—Ah... 
—Pero yo la que quiero ver es la de Naomi Watts.
—¿Cuál?
—La del tsunami.
—Ah, sí... ¿pues yo sabes cuál quiero ver? ¡Frankenweenie!
—Jajaja, ¿ehh?
—¡La nueva de Tim Burton! Quería haber ido el miércoles pero no pude.
—Pues podíamos ir esta semana, que además es lo de la semana del cine... El lunes o el martes.
—¿A Frankenweenie?
—O a la del tsunami.
—Pero yo no quiero ver la del tsunami, yo quiero ver Frankenweenie.
—Pero Niebla, que la del tsunami tiene que estar bien...
—Pff... creo que paso. Yo quiero Frankenweenie.
—A ver, ya sé, lo echamos a suertes, ¿vale?¿Te parece bien eso?
—Bueeeno, pero moneda no, que me haces trampa.
—Pues tírala tú...
—Jajajaja, ¿estás bobo? Se me cae seguro, me acabo de beber una absenta. Lo echamos a piedra, papel, tijera o lagarto spock.
—Jajaja, no, que a eso siempre pierdo, mejor a pares o nones.
—Mmm, venga, vale.
—Pares, Frankenweenie; nones, Lo imposible.
—Ok, pares Frankenweenie entonces, ¿no?.
—Sí, vamos. Un, dos, tres... ¡YA!



—Jejeje.
—Nones, ¿no?
—¡Pero si hay 6! ¡Menos mal que no has bebido alcohol, majo!
—Uno, dos, tres, cuatro, cinco... y seis... Agh, es verdad... 
—¡GANÉ, GANÉ, GANÉ!






sábado, 20 de octubre de 2012

Ganar es perder.

Dije que no saldría, por activa y por pasiva. Me intenté convencer a mí misma. Incluso jugué sucio contra mí, bastante sucio. Niebla vs Nib a muerte. Aún no sé quién ha ganado. En realidad, siempre pierden las dos, la diferencia es que una ya conoce el resultado de antemano y la otra es como un mosquito mirando una lámpara matainsectos eléctrica a la que por desgracia -casi siempre- acaba dirigiéndose.

Si Nib toma el control la cosa se desboca y entramos en una espiral de "Animal I have become" que ya explicaré más adelante. Si Niebla toma el control la espiral es de "Over and Over" y termina en la acera de los por qués. La semana pasada, cada una tuvo un día del fin de semana. Ayer la noche fue finalmente de Nib, y cada vez tengo menos remordimientos de ser la zorra en la que me estoy convirtiendo. Antes no sabía porqué me sucedía y era algo perturbador, pero después de dedicar varios días a reflexionar creo que he llegado a una conclusión -demasiado larga para contar ahora-. El caso es que hoy la noche pinta para Niebla. Niebla que está hoy bastante Niebla, influida por la Nib de ayer que, aunque ha jugado muy sucio esta tarde para convencerla, hoy ha perdido, lo cual tampoco significa que gane Niebla, porque Niebla cuando gana, solo pierde.

Así que nada, voy a ducharme y a salir a que me hagan polvo. Si se hace muy insoportable, ya vendrá Nib a intentar echarlo -el polvo- y darle la vuelta a la noche.

¿Creeís que ahora tengo un trastorno de personalidad múltiple? Bah... ná.

domingo, 7 de octubre de 2012



Los errores se deberían de poder paliar cuando los dos quieren hacerlo. Pero. Pero. Siempre pero. 

A veces sí es demasiado tarde. A veces no hay segunda oportunidad por mucho que te machaques los nudillos contra la puerta, y grites y llores y pierdas el control que tanto te costó mantener durante tanto tiempo. Nunca sabré dónde terminó todo de verdad, en qué momento se perdió para siempre la posibilidad de que las cosas fueran como al principio. Aquella noche del golpe de estado cuando él lo repetía… “Yo quiero que vuelva a ser como al principio…” y yo sentencié: “Despierta, nada va a ser ya como al principio”.  Quizás yo lapidé el principio, una y otra vez. Ahora ya da igual.

Cogeré mi pastilla de 40mg  y para dentro. Después, unos treinta minutos después, cuando esté a punto de alcanzar su techo terapéutico, haré click sobre wonderwall. Luego haré click sobre todas esas fotos. Haré click sobre el principio. El principio. Haré click sobre el jodido principio, haré que el principio deje de doler. Haré que para mí el principio sea como para ti. Destruiré el dolor que me provoca la felicidad del principio, el dolor que me provocas tú. Me lo cargaré. Será el final del principio. Porque ya no puedo ser el error sin el que no puedes vivir. Porque yo quiero poder vivir sin ese error, joder. El final del principio.

El final del principio.

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miércoles, 3 de octubre de 2012

Las Vegas

(o True Story II o ejemplo de "Sometimes you breathe all over my scar and you always end up closer than close" ). 



—¿Te acuerdas de el principio, cuando nos mirábamos y nos reíamos?
—Sí... Bueno, te reías tú y me hacías reír a mí.
—Pero al principio te enfadabas, me preguntabas porqué me reía, incluso desde el otro lado de la mesa... 
—Porque cada vez que te miraba sonreías mucho o te reías.
—Es que parecías muy especial, alguien que decía bobadas estando seria, no sé... Yo te miraba y sonreía sin querer, y como tú te enfadabas, me entraba la risa... Y siempre te decía que no era malo que me pasase eso.
—Me di cuenta el día que fuimos a ver Toy Story 3. Cuando me viste aparecer se te puso una sonrisa enorme en la cara...
—Jajaja, porque ahí ya estaba perdido, ahí ya estaba jodido...
—Yo también... Quería sentarme a tu lado pero...
—Se sentó J entre nosotros dos.
—Sí, jaja, tú también te acuerdas.
—Sí. Ahí ya habías hecho el viaje, y ese día hablamos de lo de ir a Las Vegas...
—Lo peor es que yo lo decía de verdad... o sea, tú no tenías trabajo pero pensaba que... no sé, al año siguiente, o dentro de dos... con Juno y el Gnomo... nos veía a los cuatro en Las Vegas, a ti arrastrándote para que no te arruinaras en la ruleta rusa...
—Y tú mientras eligiendo disfraz de Marylin con Juno, ¿no?
—Jajaja, los pensábamos llevar en la maleta desde aquí...
—Decías que íbais a coger a unos vagabundos de testigos.
—¡Es verdad! ¡Jajaja! 
—¿Ves? ¿Cómo no iba a reírme cuándo hablábamos de todas esas cosas? Parecía que estabas tó loca.
—Y ahora también crees que estoy loca, pero de una forma menos encantadora.
—Sabes que no es cierto.
—Me quería comer el mundo... y a ratos pensaba que podía hacerlo.
—Y anda que no molaba, ¡eso es lo que molaba!
—Sí, molaba, molaba mucho, hasta que dejó de molar. Aquello solo me sirvió para que la hostia fuera más grande cuando todo se fue a la mierda. Todo... Las operaciones, tú,... Mejor vamos a pedir otra.
—Sí, mejor... 

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No iremos a Las Vegas, ni al bar de la esquina...
Nunca se mezclarán nuestras mierdas de vidas.



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domingo, 9 de septiembre de 2012

Tan cerca de cerrar...

And you always end up
Closer than close...
[...]
I guess I'm no good, I guess I'm insane

[...]

You're taking, you're taking
You're taking me down
You're taking, you're taking
You're taking me down
And you always end up
closer than close...


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Jodida subnormal patética de mierda. Tú sabrás en que momento te sobrevaloraste tanto como para pensar que podías hacerlo. Tú sabrás en que momento sobreestimaste tu capacidad para mantener el control mental incluso allí dentro. Tú sabrás por qué sigues dejando que pase esto y, de hecho lo sabes. Lo sabes. Cobarde de pacotilla. Ridícula. Debilucha.

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miércoles, 5 de septiembre de 2012

True Story


Jugamos a ver quién es más orgulloso de los dos. Es algo difícil de decidir, aunque yo pierda siempre. Pierdo porque haces trampa. Sabes que aún siento cosas (jajaja, qué eufemismo, ¿eh?). El caso es que  eso es trampa. Y aún así resisto; “no le necesitas”, Me grita Nib. No sé si te necesito o no, pero no quiero hacerlo. Puedo sobrevivir, respirar, sin ti. Ya no hay que pensar en que no solo respirar es vivir. Con respirar me sobra, contigo o sin ti.

Ahora soy la flor de la canción de Rulo. Viendo como las flores artificiales no necesitan ni aire, ni agua, ni todo lo demás, ya sabes. Siento escalofríos mientras la escucho. No sé qué cosas hice tan mal, es la verdad. No hice nada, como no lo hice antes, porque para que alguien te quiera no hay que hacer nada, nunca, nada. 

Suena el piribí y aún sabiendo que no eres tú me sobresalto un poquito porque últimamente eres el único con el que hablo por esa estúpida red social. Pero como sé que no eres tú, ni me molesto en minimizar el procesador de textos.

“Y en los escaparates, detrás de los cristales… se burlan de ella las flores artificiales…”.

Quizás salga a paliar esto que siento con cosas materiales, como hice el 7 de enero de 2011, que ya está tan jodidamente lejos, cuando compré la falda negra con la que me besabas en el bar que este fin de semana han reducido a cenizas (irónico, ¿no?). Me besabas delante de todo el mundo, sin importarte que nos mirasen o que les incomodásemos. Me besabas como si no hubiera un mañana. Y es que solo hubo uno, o un par de ellos, para nosotros al menos, para nosotros como un nosotros. Y el mañana fue el día que estrené la otra falda que compré con la negra, la que tiene igual Juno. Cuando se me saltó la sangre porque no aguantaba más tensión sexual. La noche que la vendedora de flores te dijo que ibas a quedar como un rata delante de tu novia (yo) por no comprarle una flor y se fue y entonces yo te solté una de mis frases estrella: "eso de novios... -risilla- mejor lo dejamos". Así lapidé la mitad de nuestra no-relación, ya te encargarías de echármelo en cara luego. Luego mi sistema inmune se encargó de lapidar el resto y no hice nada ahí tampoco, ¿qué iba a hacer? Tendrías que haberlo hecho tú. Pero ya da igual, hace mucho que da igual y no te mereces mis lágrimas; no te las merecías entonces y no creo que te las vayas a merecer en un futuro. De todas formas es miércoles, mi día oficial de llorar, ¿recuerdas? Qué vas a recordar, estabas demasiado borracho el día que te confesé toda esa mierda.

A veces pienso que sólo quiero venganza, que todo lo hago por eso. Que quiero que me vuelvas a querer y dejarte en la estacada, jodido, mucho más jodido que la otra vez, mucho más jodido que la suma de lo jodidos que nos quedamos los dos. 

Eres un cabrón, un jodido cabrón orgulloso, orgullosísimo. Pero yo no voy a ceder. Esta vez no. No quiero tu... tu... ti lo-que-sea de mierda.





Gané. El piribí eras tú. Gané. Pides perdón. GANÉ.



....


En realidad no hago más que perder. O jugar el reintegro. Sí, creo que es eso... juego la devolución una y otra y otra vez.