-->

sábado, 22 de diciembre de 2012

PLEH

Así lo escribía cuando se dio cuenta de que se le había ido de las manos. Yo me preguntaba cómo podía hacer algo tan frívolo de algo tan serio. Nunca me pregunté porqué no paraba si sabía que le hacía daño. No me lo preguntaba porque siempre me sentí identificada con él. Que pidas ayuda invirtiendo el orden de las letras no significa que no la pidas, significa que quien sepa que lo estás haciendo se preocupa por ti y te conoce.

Todo lo que viene a continuación no va dirigido al Hobbit, él no es el receptor, aunque se hable de él. El receptor no lo puede leer. Quizás lo escribo para mí, para reflexionar y no solo desahogarme. Para intentar ver las cosas desde un punto de vista más objetivo.




Ayer llegué a casa y pensé en ti. Tenía claro que no iba a caer otra vez, que tengo que parar, pero luego siempre caigo. Tres grandes descontroles simultáneos son muchos y no se pueden manejar todos, es imposible. Sin embargo estaba tan mal... era tan consciente de que lo estoy... Así que ayer tocaron Jirafas Sonrientes, sólo pude manejar uno. Lo dije en voz alta, dije: "Hoy tocan jirafas sonrientes... o quizás sean jirafas tristes". Era raro porque no tenía frío como otras veces, a pesar del rato que pasé sentada sola en la acera antes de subir. Pasó rápido y ni siquiera aparecieron las jirafas, ni felices ni depresivas. Me sentí cálida y en paz, y cuando abrí los ojos era otro día, aunque no mucho mejor.

Estoy totalmente fuera de control, para que luego él diga que no entiende en qué coincidíamos tanto tú y yo. Tú piensa que a él los paralelismos se le dan bastante mal, no es capaz de leer entre lineas nunca. No me quiere lo suficiente como para leer mis pleh. Me lo intentaste decir muchas veces al principio, pero no quería escucharlo. Necesitaba creerle a él, o más bien creer en él. Joder, confié ciegamente.

Mírame ahora, he vuelto a ser lo mismo que fui antes de conocerle, incluso antes de conocer al Duendecillo, y él ni lo sospecha porque nunca ha sabido mirar tanto dentro de mí. Se cree que me conoce y sin embargo... 

Ojalá todo fuera tan fácil de revertir, ¿verdad? Lo pienso mucho últimamente, ¿en qué me estoy convirtiendo? Ojalá pudiera ser tan rápida en unas cosas como lo soy en otras. Ojalá no fuera tan débil. Cada descontrol acarrea otro, todo se encadena y se va desmoronando. Yo me hago fatalista. Lucho con una pequeña esperanza, pero en el fondo sé cuál es mi destino. A veces me recuerdo a Pascual Duarte, espero no terminar desarrollando esa violencia, aunque a La Voz ya sabes que la cogería de los pelos y la estampanaría contra una valla de pinchos electrificada.

Esto ya no tiene sentido, tú lo ves y yo lo veo. No sé hasta qué punto lo ven los demás. Me refiero al ser patético en que me he convertido. Soy un ser superficial y absurdo fingiendo casi constantemente una alegría de vivir que hace mucho que dejé de sentir. Pero es lo que tiene sentido, porque nada debe preocuparme salvo estar viva. A ellos puede preocuparles una mala nota en un examen, una bronca con un amigo o que en el restaurante no tengan comida sana mientras están a dieta, pero a mí nada tiene que preocuparme porque yo podría estar muerta y no lo estoy. En realidad, una vez fue así. Y fue tan brutal que contagiaba, contagiaba a los demás, se olvidaban de que les habían robado la cartera o de que se les había estropeado el ordenador de la manzanita. 

No debería importarme si sabe que mi regalo es para él. ¿Por qué debería? No me importaría si fuera cualquier otro, me importa sólo porque es él. Y no debería. Si lloro es porque conozco la verdad y me duele, y porque estoy en esos días femeninos. Ya sabes, no es un llanto agónico, no siento presión en el pecho, es un llanto leve y triste, como cuando lloras con una película. Quizás debería llorar un poco más, ahí entre mis sábanas térmicas y mi perro, como ayer noche, como una auténtica forever alone. O dormir, dormir sin más y esperar a que llegue esta noche. A que pase todo. Y volver a la reversibilidad y a las jirafas sonrientes. Sentir esa falsa y momentanea paz, la única a la que puedo aspirar de un tiempo a esta parte.


No hay comentarios :