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miércoles, 26 de diciembre de 2012

Despertar

Le di su regalo, se sintió incómodo. Apenas reaccionó, pero tampoco estábamos mal. Hasta que sonó su teléfono. Entonces dijo: "Vale, espera un momento". Se levantó y salió del bar. No sé cómo pero lo supe, supe que era ella y que estaría con ella, que de algún modo estaba allí, porque siempre aparece para joderlo todo. No puedo recordar con qué excusa me levanté dispuesta a salir yo también. Quizás ni siquiera puse una excusa. Me puse el abrigo y salí de allí dispuesta a comerme la verdad una vez más y al cruzar la puerta allí estaban. Ella estaba distinta, se había cortado el pelo. Ya sabéis que yo nunca la he visto guapa, pero para ellos debe de ser una jodida diva en diminuto. Jodida Voz. Me dio un vuelco el corazón y me quedé de piedra, allí, sin mover un músculo, quizás porque si lo hacía empezaría a caerme a trozos. Sentí la presión en el pecho, me di cuenta de que en el fondo seguía manteniendo los mismos sentimientos y esperanza, aunque me los niegue cada día. Ella dijo "Hola" con una sonrisa de suficiencia que hizo que yo me sintiera el ser más pusilánime sobre la faz de la Tierra. "Puta", me salió en voz alta. Y me fui calle abajo, casi corriendo, deseando morirme en ese mismo momento. Ni siquiera podía llorar.





Me detuve al doblar la esquina y dejé caer mi espalda contra la pared de un portal. Y entonces él dobló la esquina también, prácticamente sin aliento. "Joder Niebla...", dijo. Y se puso a llorar. Lloraba desconsoladamente. Sólo había visto llorar una vez al Hobbit antes, el día que me dijo que ya no merecía la pena seguir intentándolo, que perdíamos más de lo que ganábamos. Pero apenas fueron 2 lágrimas mientras se mordía los labios. Ahora lloraba de forma totalmente distinta, sin represión alguna, como quien rompe a llorar cuando le dicen que alguien importante para él ha muerto. Era muy exagerado, tanto que me bloqueé sin saber lo que pasaba. "Se ha ido todo a la mierda", dijo. Y entonces lo entendí; en el mismo momento en que comprendí, fui yo quién comenzó con un llanto similar, al menos interiormente. Había estado con La Voz, este tiempo, no sé cuánto. Le acababa de dejar. Y él estaba destrozado, realmente desesperado. Qué idiota soy. Jamás lloró así por mí, lo sé. Lo sé.

"Tranquilízate", dije, "todo tiene arreglo en esta vida". Escuché cómo se quebraba mi propia voz al decirlo, aunque no era lo único que se rompía dentro de mí. "Siempre aparece en el peor momento, siempre aparece para joderlo todo... ", dijo sin dejar de llorar. Yo le miré ladeando la cabeza como un perro que no entiende nada. Me cogió una de mis manos entre las dos suyas. Mi cabeza estallaba. "No quiero que lo joda ahora... Yo... joder, sé que andas con el chico ese pero... a lo mejor es el típico mecanismo de los tíos pero yo..." "¡¿Tú qué?!", pregunté impaciente. "Estoy muy a gusto contigo últimamente, me apetece estar contigo todo el tiempo... y cogerte la mano... y eso...". Me quedé mirándole incrédula. "Ya sabes, no me hagas decirlo", dijo mirándome a los ojos. "Abrázame", pedí.
Y cuando estaba ahí, en MI lugar favorito, me di cuenta de que tenía que estar soñando.

Y me desperté.

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