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miércoles, 24 de octubre de 2012

Diálogos bipolares. Vuelve el espectáculo.


—Quizás le estás dando demasiada profundidad, pero por lo demás te está quedando de puta madre... aunque ya puede, porque... ¿eso que te gotea entre el flequillo es sangre?
—¿De qué me hablas?
—Del agujero que llevas cavando desde hace un par de semanas. Como sigas con ese énfasis las vas a pasar bien putas para salir, más que la última vez.
—Cierra la boca.
—Lo haré cuando tú abras los ojos.
—Los tengo bien abiertos.
—No, estás fuera de control, parece que te has hinchado a comer setas alucinógenas. ¿Qué ha sido lo de hoy? ¡Por favor! Si hasta lo han notado tus compañeras de clase...
—Lo que ellas han interpretado es que es él quién está detrás, no yo. Que es él quién quiere volver, no yo. Y que yo paso y él no. 
—Da igual lo que los demás vean, tú sabes de sobra lo que hay, y sabes de sobra que siempre parece otra cosa, a ojos de todos. Pero no es, y tú estás cayendo otra vez, joder, vas en picado. Ayer no estabas así, ayer tenías miedo, esta mañana también, y ahora... joder, mírate... estás perdiendo el control.
—Es el café, no debería haber vuelto a él... ¿pero es que no ves cómo está? Está que da gusto...
—A lo mejor se le ha hinchado el aneurisma.
—No creas que no lo he pensado...
—Jajajaja.
—¿Es que viste cómo sonreía?
—Claro que lo vi, soy tu puto alter ego, estaba allí. ¿Viste tú el moco que se le caía? Le brillaba con el sol ahí entre los pelillos del bigote.
—Sí, joder, me dio un poco de asco.
—Pero aún así estabas sonriendo con las mandíbulas desencajadas tú también... Joder, estamos perdidas, estaba segura de que lo iba anular de alguna forma...
—Ya, yo también... Ahora estoy confusa.
—Estás contenta... y eso es muy peligroso.
—Si hasta tú has pensado por momentos que mandemos todo a la mierda y que luchemos otra vez.
—Echa el freno, que yo sólo quiero follármelo.
—Mentira, en realidad queremos lo mismo, y no es follárnoslo.
—¿Y qué más da lo que queramos? No va a pasar. Te vas a estrellar, Niebla, nos vamos a estrellar. Y luego volver a empezar, otra vez. Que si cueva, que si nieve, que si voces, que si mierdas. Estoy harta, joder, ¡pasa de él! ¿No nos iba bien con los polvos sin amor? Joder, nos iba de puta madre... Hoy uno, mañana otro... sin remordimientos, sin peligros. Pero este puto enano siempre tiene que volver para joderlo todo en el momento menos indicado... 
—Voy en picado, Nib.
—Es lo que trato de decirte. No sé qué coño ha pasado en unas horas para que hayas perdido el norte de esta forma. Te desestabiliza, te maneja totalmente, esto no es normal.
—Que B nos ayude. 
—Amén.


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