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sábado, 28 de julio de 2012

Jirafas en mi habitación.




He creado tolerancia a las jirafas. Ya no las veo. Eso me jode. Mis jirafas eran de los pocos placeres de mi vida últimamente.

A falta de mis jirafas, he caído de nuevo en el ¡oh, error! de ponerme a llenar espacios con cosas materiales. Unas medias a las que hice una carrera nada más llegar a casa y probármelas y dos bolsos, uno de los cuales adquirí por 12 euros cuando antes costaba 30. Sí, fui falsamente feliz durante un ratito, para que negarlo, ¡si lo había comprado a más del 50% de descuento! Sin embargo, durante los trayectos de tienda a tienda, cada vez que sonaba mi móvil pensaba que sería él, tenía esa corazonada. No aprendo que no debes tomar su palabra nunca, para nada, salvo cuando ofrece pedirte piezas para el ordenador a alguna tienda extraña. Llegué a casa y tenía un email, pero ya no me apetecía contestárselo. "Pásalo bien y que te jodan", pensé. Y decidí darme a los chupitos y la experimentación en busca de mis jirafas, de alucinar en soledad mientras veía la inauguración de los Juegos Olímpicos. Pero las jirafas no aparecieron y lo más parecido a una alucinación fue el equipo olímpico español vestido de esa guisa.

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Las jirafas me mantenían cuerda. Tengo que solucionar esto.

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1 comentario :

Desventuras dijo...

No sé exactamente a que te referirás cuando dices "Jirafas" pero me ha gustado la entrada.
Tu estilo a la hora de escribir es genial.

Besos.

Perfect Contradiction.