-->

martes, 12 de junio de 2012

El grano de café.


Ya no me engaño ni a mí misma cuando digo que no te echo de menos. Ya no sé siquiera si lo intento. ¿Para qué? Si hace casi un año que escribí que "se me va a pasar, se me va a pasar", y a finales de mes me tenías otra vez rota a tus pies, bailando contigo (sólo Juno y tú sois capaces de hacerme bailar), redimiéndote con cuatro muerdos y unos cuantos abrazos (que tú sabes que en el fondo los prefiero) para que luego te olvidases de mí durante casi todo el verano, como siempre que enfermaba, como siempre que te necesito.

No se me va a pasar, al menos no pronto. Ahora me digo que se me tiene que pasar, pero ya no me engaño aunque intente disimular delante de los demás, incluido tú, cuando estoy sobria. Por eso intento estar siempre sobria. O al menos cuando tú no lo estás. Para que no suceda lo que sucedió hace 3 semanas. Para que te contengas de abrazarme y de besarme y yo me pueda contener de pensar que a lo mejor en un futuro...

Una mancha de mora con otra verde se quita. Nunca me lo creí y mira, estoy a punto de rebozarme en moras. ¿Por qué? No lo sé... En el fondo tú y yo sabemos que no soy capaz, que no pasará nada, que quedaré como esa calienta pollas que contigo no fui nunca. O quizás, sí, al principio tal vez, cuando me di cuenta de que te gustaba y me parecías una criaturilla indefensa, inocente e incapaz de hacerle daño a nadie. Bah, eso no importa ahora. Pero no es que lo parecieras, es que lo eras... Yo te convertí sin querer en el ser que eres ahora... te convertí en el Hobbit. ¡Basta, basta ya, puto grano, no quiero ver nada más! ¡Bórralo, bórralo todo!

Que alguien me saque el grano de café a lo Black Mirror de detrás de la oreja. Por favor. No lo soporto más.

No hay comentarios :