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viernes, 15 de junio de 2012

Y tú, ¿no tienes sueños?



Suena bien, lo describes tan bien que casi puedo verlo digo, aunque pienso que ya no se puede caer en más tópicos en tan poco tiempo y que su forma de meterme fichas me empalaga.
Y tú, ¿qué sueños tienes? me pregunta mi mora verde 1.


Me paralizo al darme cuenta de que no tengo una respuesta, de que...
Yo creo que ya no tengo de eso digo finalmente, y me doy cuenta de que estoy cayendo en su juego del melodrama barato.


Después pienso que debo de parecer una amargada y vuelvo a hablar antes de darle tiempo a contestar.
Intento llenar el tiempo con cosas que quiero, pero vamos, no tengo grandes aspiraciones...
Pienso en silencio en el piano o en cantar.


Alguno tienes que tener -insiste mi mora, por muy pequeño que sea. Algo que te haga especial ilusión.


Pienso en el Hobbit. Eso no es un sueño, es un capricho y es patético que se me haya venido a la cabeza ahora. Después pienso en B. Ir a verle sí era un sueño, quizás era El Sueño.


Incluso por muy vergonzoso que suene continúa el. Me ha leído el pensamiento. Pero ese sueño ya lo cumplí. Recuerdo que pensé que ya me podía morir tranquila y, joder, ni que alguien me hubiera oído para maldecirme con lo que se me vino encima después de aquello.
Tenía uno y ya lo cumplí digo al fin.
¿Se puede saber cuál era?
No digo tajante. No permito a cualquiera conocer a B. Y seguro que él está pensando en el Hobbit. Al Hobbit le dejé conocer a B. Recuerdo la primera vez que le hablé de él, en el bar de la conexión, en el que nos pusieron Wonderwall, que hace unos meses cerraron por falta de una licencia y ha sido demolido. Irónico, ¿verdad? Es lo mejor, había demasiados recuerdos dentro de aquel bar, el día de la despedida lloré como una niña pequeña. Una suerte que fuera cuando el Hobbit tuvo la hostia aquella en la cabeza y no estaba delante. El Hobbit cree que mi mora es patética metiéndome fichas. Mi mora hizo que el volviera a mí en septiembre, provocando sus celos. Mi mora es el maromo con mil años de piano (creo que eran 8, ya no lo recuerdo). Si el Hobbit me viera ahora pensaría que la patética soy yo, por utilizarle como mora. Porque sabe que no le quiero, sabe que no es como él, sabe que es un subproducto, guapo, rico, ingeniero y que toca varios instrumentos musicales, pero que no es cómo él y nunca lo será. Y yo lo sé. Igual que sé que la voz no es como yo y él sabe que lo sé.


Mi mora continúa hablando, de que tengo que cumplir mis sueños, de que tengo que tenerlos, del karma, de barcos que se hunden, incluso de Jesús... 


Yo pienso en qué es lo que me ha ocurrido de un tiempo a esta parte para no tener un puto sueño que querer cumplir. Yo, que escribía cosas como que si no nos queda la esperanza, qué nos queda. Que si no nos quedan los sueños, qué nos queda.


Y me doy cuenta de porqué me siento como me siento. Y encaja todo.


Entonces la mora me pregunta qué voy a hacer durante el verano y me cuenta que él conducirá un ferrari e irá a Tarifa a hacer kitesurf. Ni siquiera sé bien lo que es eso, pero no pregunto y él sigue hablando de rappel y de más cosas guays y caras. No sé si a estas alturas yo ya tendría que tener el chocho hecho gaseosa pero la realidad es que sólo pienso que no sé quién es más patético de los dos, si él o yo, y que qué estoy haciendo dándole carrete -y esperanzas- a este chico, que en el fondo es muy buena persona -y eso lo admite hasta el Hobbit- aunque parezca un personaje. Y sé que la estoy cagando, que mis manchas de mora, de siempre, cuando las froto con otra, se hacen más grandes. Y me doy pena, aunque sin llegar al autocompadecimiento.




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