-->

lunes, 18 de junio de 2012

Te encanta que te hable y que te toque, pero no puedes soportarlo.

Me quejo antes de entrar siquiera, ya sé lo que va a pasar. Voy al baño, tengo que prepararme psicológicamente para esto. "No pasa nada", me digo. "Sí, pasa", me contesto. Pasa, claro que pasa. Y no tengo porqué aguantarlo. "Mírale qué feliz es... y ahora mírate a ti. ¿Te acuerdas de cuándo no te vestías como una guarra pero le gustabas?". Cállate. Tengo que salir de aquí.

Está oscuro. En la esquina donde le dije que le quería decido que no quiero entrar allí, quiero irme a mi cama. Empujo la enorme puerta de madera con fuerza y respiro. Respiro. Estoy fuera. Pero entonces...
-¡Niebla!
Y me toma del brazo. Se ríe.
-¿Dónde ibas? - me dice- ¡Ibas a hacer un avioneto! ¡Ibas a dejarme aquí solico con ellos!
Sonrío... Sí, iba a hacerlo. Casi lo consigo. Me enrosca su brazo con el mío y me coge de la mano entrelazando los dedos. "Déjale", pienso, "sólo esta vez". Y pasamos por el rincón oscuro hasta la barra. Dice algo que me hace reír y apoya nuestras manos en la barra, donde me suelto con disimulo como puedo, aunque no quiero. Pero es que no lo soporto.
Dice que me invita a algo muy fuerte y digo que no, pero lo pide.
-Es lo que bebía B, no puedes decirme que no.
-Si lo vomito será encima de ti -le digo.
"Esto no tenía que estar pasando, Niebla" me digo. ¿Pero a quién voy a engañar? Quiero que me preste alguna atención, por poca que sea. Y después de mirar mucho el vaso, me lo bebo de un trago, después de él. Entonces llega el momento. Vamos con el grupo de nuevo. Miro el perchero y el grano se pone a funcionar, comienza a escupirme imágenes de él poniéndome contra los abrigos, con las velas detrás. "No, no, no", digo entre dientes mientras me giro. Y ahí está la ventana. "No, no, no", vuelvo a decir mientras sigo girando y buscando un punto que no me escupa más recuerdos. Pero allí dentro no se puede. La pantalla está también contaminada, y sigo girando y ahí está el rincón, quizás el peor sitio de todos... La puerta principal, donde le dije que no éramos novios, quizás la frase que me costó todo lo demás. Giro. El perchero de nuevo. La vitrina, el día que me hizo llorar. La ventana de nuevo. Quizás la ventana es lo que más duele. La pantalla, la primera noche. El rincón. Él. Riendo, con alguien cualquiera, que sé que ni siquiera le cae bien. Pero él es feliz, y ríe. Yo sigo girando. He dado dos vueltas. "Para, estás dando vueltas sobre ti misma", me digo. Y me ayudo a respirar. No sé si alguien se está dando cuenta, pero los gusanos están apareciendo y tengo que darme instrucciones para respirar. "Tranquila", me digo. Pero respirar se ha convertido en todo un reto, y ahora sí me está mirando alguien.
-Me estoy haciendo pis otra vez -miento. Y salgo disparada hacia los baños, el lugar menos contaminado.
Entro, cierro la tapa y me siento. Lloro. Con un pañuelo me voy secando las lágrimas con cuidado. Es mi culpa, me lo merezco. Pero me quiero ir. Me quiero ir. Lloro más. No puedo salir así, podría encontrarme a alguien de camino a la calle. Será mejor que termine de desahogarme. Oigo como entran y salen de la puerta de al lado. No sé el tiempo que ha pasado. Salgo y me miro al espejo. "No pasa nada", me vuelvo a decir. Mojo la esquina de un pañuelo de papel y me limpio el rimmel corrido. No he hecho tanto estropicio, lloro como un ninja. Busco en el bolso el lápiz de ojos y arreglo aquello del todo. No se nota. Vale, ahora solo tengo que hacer el ninja otra vez, unos 40 metros hasta la puerta. Pero no. No. Está ahí, otra vez.
-Pensé que te habías ido, han entrado y salido como 3 chicas desde que entraste.
-No... no me iba a ir -miento.
Sonríe. No se lo cree. ¿Y qué? Y el infierno continúa, primero girando, luego en la calle, en el coche, en la puerta de su casa, en mi cama. No se acaba. No sé salir.


Let me out, let me, let me out hell where you're around.
Let me out, let me out, let me out, let me out...

No hay comentarios :