-->

jueves, 31 de enero de 2013

Niebla en mi cabeza.

Siempre se me nubla la mente después de estar con él. O casi siempre.

Anoche la batalla sin fin entre mi orgullo y el botón de enviar la ganó el botón, que después de tanto tiempo ya le tocaba. En realidad, como ya me ha dicho alguna que otra amiga bastantes veces, ¿por qué tengo que medir cada gesto? ¿Por qué tengo que dejar de ser yo? A cualquier amigo o persona mínimamente importante para mí, le escribo o le llamo después de una entrevista de trabajo importante. Con él lo pienso, lo repienso y lo vuelvo a pensar, sabiendo que él no lo haría. Bueno, ¿y qué? Pues eso, simplemente le di a enviar el borrador, ese email falseado (una linea escasa, cuando yo escribiría 50) y en menos de media hora obtuve su contestación, que finalizaba con otra pregunta abierta, reclamando otro escrito mío, que envié este mediodía, aunque aún no ha sido contestado.

Qué más da, ¿no?

La agonía se prorroga y se prorroga y esta noche he vuelto a soñar que se iba. Para quien no siga esto en su totalidad (lo normal), los antecedentes son que ha pedido una beca para irse fuera del país durante 6 meses. Ya he soñado otros días que se iba. Al principio pensé que no se la darían, eso me dijo él para tranquilizarme, pues cuando me lo contó me eché a llorar, porque ya sabéis que soy una tía muy dura... ¬¬. Que fuera a las 3 de la madrugada un sábado, estando de fiesta, desde luego, no fue un detalle por su parte.

O se irá o se quedará. Y no sé cuál de las dos cosas puede hacerme sufrir más. Cuando soy realista, como lo estoy siendo hoy, y me doy cuenta de que no, no va a estar conmigo, porque no quiere por lo que sea, pienso que sin dudas lo mejor es que se vaya. Y cuando vuelva, si vuelve, ya se verá. Ya habrá más cosas en su sitio. Quizás me dé cuenta de que no le quería, que no le he querido. A lo mejor tenía razón él y sólo le necesitaba, y lo confundí con amor. Es como decirme que sus sentimientos eran más auténticos que los míos... ¿cuáles? ¿La atracción inicial? Desde luego que lo era, no se lo voy a negar; él nunca me necesitó, y eso siempre le dará puntos a la veracidad de lo que sea que ha sentido por mí. Pero tampoco creo que eso signifique que lo que yo sienta sea mentira. A veces nos decimos a nosotros mismos que lo era. Si algo le agradezco es que no reniegue de lo que sentía; muchos lo hacen, muchos lo hacemos. Cuando dejamos de querer a alguien, tendemos a pensar que nunca estuvimos enamorados de verdad, que creíamos que lo estábamos. ¿Qué estupidez es esa? Al menos él, eso no lo ha negado, eso lo confirmaba, con su "Y tú a mí no, claro..." en respuesta a mi "Joder, me gustabas muchísimo."

A veces saber que cosas que significaron mucho para nosotros no solo lo hicieron para nosotros, nos consuela de algún modo, aunque ya no sirva para nada.

A veces, el dolor es algo menos sabiendo que hubo una gran parte de verdad, aunque sólo se reconozca en momentos puntuales, aunque el resto del tiempo ambos hagamos como que nunca existió.

Pero, en verdad, ¿sirve todo eso de algo? Supongo que no.

Me pregunto como será ese "nada" que me pasará sin se va. Cómo será la vida sin él.

No hay comentarios :