-->

domingo, 21 de abril de 2013

Popurrí y Hobbit behavoir

Nunca llueve a gusto de todos.

No es que me haya propuesto tener contento a todo el mundo pero sí me frustro cuando, aun haciendo lo que creo que es lo "normal", siempre hay alguien que se siente menospreciado o desplazado. Ayer salí a cenar con unas compañeras de clase, hecho puntual y por cambiar un poco de aires. Dije a mi mejor amigo que luego probablemente le llamase según fuera la noche, pero la noche iba por unos bares que ni me gustan a mí ni a él, pero un día es un día y hay que intentar estar en lugares más o menos al gusto de todos; entiendo que no puedo meter en un bar de "heavys" a unas chicas que tienen a Bisbal como melodía de espera en el teléfono.

Aún así, sobre las dos, me acerqué al bar de Amy por si estaban allí, que es donde solemos apalancarnos y un lugar de música más o menos neutra y que yo, en general, prefiero (Oasis, U2, Radiohead,...), aunque tampoco muy del gusto de las fans de Bisbal que se venían arriba cuando ponían mierdas de esas como los pajaritos en el aire o "antes que te vayas dame un besoo, sabes que soñaré con tu regreso", etc. En el bar de Amy no estaban, de hecho no estaba casi nadie porque estaba vacío salvo por la Gapasta, el maromo que se trisca Amy ahora y otra amiga de Amy. Intentaron hacerme quedar pero mis compañeras ejercían presión en la puerta y, al fin y al cabo, había salido con ellas.

Esta mañana, al despertar, he recibido un whatsapp de la novia de mi mejor amigo (a la que ya he dicho que no tengo mucho aprecio, por no decir ninguno): "Supongo que te olvidaste, como siempre... Buenas noches", enviado a las 5 de la mañana. Creo que ellos también podrían haber llamado. Sé que, por ejemplo el Hobbit, me habría llamado si no recibiera mi llamada, y eso que también es orgulloso, pero no hasta esos extremos supongo.

En fin, sin más comentarios, ya mandé unos mensajes explicando la situación, pero creo que estos comportamientos son más propios de niños de instituto que de jóvenes en decadencia en la pendiente inclinada hacia los 30 que somos.

En otro orden de cosas, el Hobbit. El Hobbit ayer se iba a una macrofiesta de la que ya me había hablado hacía unas semanas, diciéndome que no sabía si iría o no. Por lo visto era en una macrocasa, haciendo memoria recordé lo que me dijo: que una tía había alquilado un edificio de tres pisos entero, o tres pisos enteros de un edificio para hacerla. Y que solo se podía vestir de blanco y negro.

Como dije ayer, el viernes me encontré, por casualidad casi, unas cuantas llamadas suyas, la mayoría del martes. Toda la situación me pareció algo ridícula porque... ¿me escribes un email el miércoles con la excusa de contarme una tontería que te acaba de suceder y no eres capaz de decirme que me has estado llamando? Otra llamada más del miércoles por la tarde... y hablé con él el jueves por la red social de los eggs... ¿tampoco eres capaz de decirme que me has estado llamando y no te lo cojo? Cuando vi las llamadas el viernes, le envié un email, diciéndole que no las había visto hasta entonces y que imaginaba que no llamaba para nada en particular porque habíamos hablado por aquí y no me había dicho nada...

Comprended que me siento como si hablara con una piedra o un ser sin alma cuando me contesta que es muy raro que no las haya visto y que no se acuerda de para qué me llamaba... ¿Hola? Me puedes decir que me llamabas porque llevábamos 10 días sin saber el uno del otro y a ver... No pasa nada, no voy a creer que quieres casarte conmigo, ¿qué coño me hubieras dicho si te hubiera cogido el teléfono? Y en el mismo email me ponía lo de que "al final" no venía este finde, pero que el que viene sí, que quiere estar en las fiestas de mi barrio. Yo enseguida até cabos y me imaginé que sería la macrofiesta esa, llena de pijos, gilipollas y extrajeras guarras como las gabachas de su trabajo. Y cuando lo leí, en el móvil, en mi cocina, pasé de estar tarareando "Do you wanna know" de Alkaline Trio a quedarme absolutamente parada, como una estatua, con la mirada perdida en el patio de casa, sin saber qué pensar o cómo sentirme. Después, me comí medio litro de helado de nata-nueces de hacendado mientra veía resúmenes de Gran Hermano (más patética no puede ser) y me metía a dormir la siesta.

Al despertar, me conecté, me habló por la p. red social y me confirmó sin que yo preguntara nada en ningún momento (mi tendencia última es contestarle casi monosilábicamente y pasados 10 minutos) que el sábado tenía una macrofiesta. Me fui sin despedirme; había quedado con una compañera para ir de tiendas.

Ayer, sábado, me levanté ya con la mala hostia más desarrollada (y sin sentir puñales dando vueltas ni cucharillas de helado vaciándome el pecho), y decidí poner en mi muro de facebook la siguiente imagen:






Sabiendo que lo que más le ha perturbado (o parecido que le perturbaba) siempre ha sido perder el contacto conmigo, decidí que sí, se iría a la macrofiesta (donde no va a follar desconocidas salidas porque es un rancio y esas cosas no las hace), pero al menos se pasaría un ratico rayado, pensando en si de verdad le voy a dar puerta de una puta vez. Así que subí la imagen, conecté el chat y a esperar.

No pasarían ni tres minutos y un "Cómo andas?" apareció en la ventanita. Sonreí maliciosamente, a pesar de saber que quizás ni hubiera relación, pero me gustaba pensar que le había perturbado, al menos, momentáneamente, porque sé que él no es yo y, aunque le perturbe, a los 10 minutos a otra cosa mariposa.

Hablamos muy poco porque yo tardaba unos 7 minutos en contestar. Su tono era jodidamente condescendiente (vas a sacar un 90 en inglés y te van a dar el advance), etc. Después de una ausencia mía de más de 10 minutos y 13 mensajes suyos sin respuesta, me puso que se iba a comprar. Luego regresó, pero yo ya no estaba.

Por la noche intenté no pensar en él y desconectar, pero que sin él no es lo mismo, es un hecho. Y me di cuenta de que sí, le quiero sacar de mi vida pero no sé cómo cojones voy a hacerlo, si ya ayer le estaba echando de menos y no en sentido moñas, sino que me aburría, que prefiero ir a los bares donde me lleva él y hacer las cosas que hago con él. Estando en el bar donde dimos el espectáculo una noche, ese bar que muchos días me da vueltas y me deprime, tuve un pequeño bajoncillo que intenté ocultar pero alguna compañera percibió, preguntándome si me pasaba algo.

A pesar de todo, no sentí esa falta de aire en el pecho en ningún momento y tampoco ganas de llorar cuando regresaba a casa por "la acera de los por qués", ni esta mañana, ni al pensar en que pueda tener algo con alguna francesa de su curro,...

Creo que voy en una linea adecuada de control del pensamiento, en la que ya no pienso para calmarme en que "no, no va a pasar nada" sino en que "que pase, que me la suda, lo nuestro no puede ser". Porque cuanto más lo pienso, más cuenta me doy. Que sí, creo que es buena persona y que en ese sentido merece la pena como pocos, pero en lo que respecta a una relación de pareja... Es incapaz de comprometerse, ninguna parece ser demasiado buena, no es capaz de hablar de sentimientos y si le hablas a él de ellos se agobia sobremanera... Y ya está, él es como es, si es una piedra lo es. Recuerdo cuando una vez le dije que cómo era. "¿Como que cómo soy?", me dijo. "Pues eso... No puede ser esto y ya... cómo eres tú por dentro... Tiene que haber más Hobbit, yo quiero saber cómo es, te quiero conocer...". Y me dijo que era lo que veía, que no había más. Y yo insistía "¿Pero cómo no va a haber más? No puede ser esto y ya...", porque de verdad a veces parece que estés tratando de verdad con un ser que no tiene sentimientos o los maneja a su antojo absoluto, parece de verdad que sea un visitante, como dice mi amigo.

Y así es como es él, y no va a cambiar, o al menos yo no le tengo que cambiar. Es como es y no como yo querría que fuese o como yo necesitaría que fuese. Me quejo de necesitarle a veces y sentir que no le puedo llamar porque, aunque estaría ahí conmigo si se lo pidiera, eso cambiaría inconscientemente su percepción de nosotros y sus "sentimientos", creando cierta sensación de agobio. Y yo no quiero eso, no necesito eso, pero eso es lo que hay. Y como eso es lo que hay, debería asumirlo y dejarlo pasar, por mucho que sienta que le quiero o bien que estemos en determinados momentos. Porque es una cabezona intentar estar con una persona con la que sientes que tienes que escarbar y escarbar y no llegas nunca a nada, como si fuera un ser sin alma, como si hubiera una frontera minada imposible de superar sin dejarte varios miembros en el intento (como me ocurrió en la fiesta del año pasado). Y en momentos como ese, de la fiesta, es cuando toda mi percepción de él se tambalea. En momentos en que él dice de verdad lo que pensó, lo que sintió... y al verbalizarlo se puso a llorar, como una persona, como una jodida persona que tiene alma y siente las cosas...

Y ya, me he pasado. Seguiré en otro momento, que aún me quedan cosas por decir.

1 comentario :

Desventuras dijo...

Hola! echaba de menos tus entradas y me encantaría que llegara pronto el día que escribamos una diciendo que todo va de puta madre!
Entiendo a la perfección esa sensación de querer a una piedra más que a una persona. ¿Cómo hay personas así? yo me lo pregunto cantidad de veces.
Menuda piedra nos ha caído. A ti un ser sin sentimientos y a mí un cactus (sin sentimientos también) Me ha gustado el final de tu entrada, estoy en esa misma situación y lo has descrito a la perfección. Espero que de verdad nos podamos desintoxicar y vayamos por el camino correcto, aunque cuando quieres a alguien el camino correcto es un camino de espinas pero hay que intentarlo.
Desde la distancia y el ciberespacio te apoyo en la decisión que tomes.
Un beso! :)