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sábado, 3 de diciembre de 2011

Precipitaciones

Diciembre se ha precipitado sobre mí como ahora se precipita, cada vez más rápido, la Navidad, sin que pueda hacer nada. Todo mi amor por el frío se ve eclipsado por recuerdos de hace un año que me impiden disfrutar de la niebla y de mi ropa de invierno, de mi amor por los gorros, las bufandas y los guantes. Porque todo está marcado... las cazadoras y los jerseys gruesos, pero sobre todo los gorros, las bufandas y los guantes. Y aún tengo en un cajón ese fragmento de bufanda que empecé para el Hobbit hace casi un año (lo hará en una semana) y que nunca terminé. Él no sabe que existe, aunque recuerdo preguntarle una noche al despedirnos, después de que alabara mi trabajo con unos mitones, si quería que le tejiera una bufanda para reemplazar a otra que había perdido. Dijo que lo que yo quisiera, que eso seguro que llevaba mucho trabajo... Nunca le dije que la empecé y realmente creo que sólo consideré el regalársela durante unos 3 ó 4 días.

Se me viene encima un aniversario tras otro, que empiezan ya, comienzan en este puente para no terminar hasta febrero ya, hasta finales de febrero. Y es mentira, porque ahí no acabarán, siempre habrá aniversarios de momentos importantes mientras para mí sigan siendo importantes.

No puedo controlar nada ya. Lo que parecía que volvía a estar en su sitio se descoloca de nuevo y me hace plantearme si no hubiera sido mejor haber dejado las piezas tal y como cayeron e intentar decir adiós. Pero no fui capaz. Lo intenté pero no pude. Cuando vuelve no puedo alejarme, así que llega un momento en que dejo de intentarlo y luego otro en el que directamente dejo a mi cuerpo acercarse.

Lo peor son los paréntesis, los silencios, como ahora. Y no puedo hacer nada. No sé cuándo le veré y no puedo hacer nada, ni lo puede hacer él. Todo apunta a Navidad, directamente. Veo difícil poder verle antes y esos días festivos tampoco lo haré, porque se irá a La Comarca, lejos de aquí. Los días festivos caen tan mal en el calendario este año... Después los exámenes. Y el día posible entre medias... la cena con mi clase, una decisión que no debería condicionar pero no puedo evitar darle vueltas y vueltas a qué hacer.

Lo que parecía que iba a estar bien al final no va a estar de ninguna forma porque no va a ser. Quizás las cosas tengan que pasar así. No puedo hacer nada, así que... ¿qué más da?

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3 comentarios :

Chari dijo...

Me he sentido identificada con lo que has escrito, a ti son los guantes, bufandas y gorros lo que te recuerdan a él, a mí, mi querido abrigo rojo...
A mí también me da nostalgia la navidad... Pero huyo de los recuerdos porque sé que es lo mejor que puedo hacer...
Si yo hiciera una especie de diario como el que hacéis en este blog creo que tb te gustaría y te sentirías identificada..

Niebla dijo...

Pues mira a ver... un blog más :)

Yo tengo una cazadora que me mata también... La guardé bien guardada cuando terminó el invierno y ni siquiera la he sacado aún porque me daba cosa, pero intento desvincular las cosas materiales de situaciones aunque con bastante poco éxito así que estoy decida a sacarla e ir acabando con esto.

Nikki dijo...

Haces bien... resignarte a que siempre estará unido a ese recuerdo es lo pero que puedes hacer. Aunque es difícil evitarlo...