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jueves, 15 de diciembre de 2011

Y seguimos...

Hoy es el aniversario del que podríamos llamar el día de la flor y el gorro morado.


Llevo 3 semanas sin ver al Hobbit. No voy a decir que no le haya "echado de menos". No en un sentido muy profundo porque objetivamente no es que me aporte demasiado, pero lo cierto es que le he extrañado en las noches en las que he salido y también he echado de menos los cafés semanales por la tarde. Por otro lado, creo que he sido correcta y comedida en mi preocupación y contacto con él y no tengo ningún "remordimiento" en ese sentido. He hecho más de lo que él ha hecho en ocasiones en las que los papeles estaban invertidos, si bien es cierto que la relación que estábamos teniendo últimamente era considerablemente diferente (por no decir muy) a la que teníamos en otras ocasiones.

Hoy es el aniversario de una de las noches que con más alegría afronté el año pasado, con él. Aún están por las redes sociales esas fotos en las que él califica su cara de "tan encoñado que me doy vergüenza".

Siento muchas cosas al llevar tantos días sin verle estando acostumbrada a verle 2, 3 y hasta 4 veces a la semana normalmente. He sido irracional en ocasiones en mi forma de echarle de menos y en mi preocupación, aunque no se lo transmitiese a él. Pero hoy no sé si estoy triste, pesimista o si simplemente soy realista (con cierto pesimismo) porque lo cierto es que he estado pensando sobre el tema y sólo llego a conclusiones que no me gustan. Estas conclusiones es que esto es una historia que no va a llevar a ninguna parte. Puede que, vale, nos atraigamos, nos gustemos, estemos juntos un tiempo, pero no va a terminar bien. No creo que sea sólo por las personalidades que tenemos ambos; lo que más pesa son los sentimientos. Aquí es donde mi cabeza eclosiona. Pienso que no podrá darme lo que yo quiero, que no merece la pena luchar ni tratar de sacar algo adelante, que las cosas salen o no salen, pero no hay que estar ahí constantemente haciendo un esfuerzo, no. Estoy cansada. No tengo que hacerme querer... o me quieres o no, esto es lo que hay.

También creo que si no tiene esa capacidad para entenderme en ciertas circunstancias y atender ciertas necesidades, así como para expresarme sus emociones y no ser la roca que es, no es sólo por su forma de ser, que también, sino por lo que (no) siente. Entro en el tema de comparaciones, que es absolutamente absurdo en este punto y pienso en que con la Gafapasta se comportaría de otra forma, con más ganas, más motivación, más alegría, más entusiasmo... que se movería más. Pero luego me comparo con mi yo de hace un año, esa Niebla que a él le parecía genial e inalcanzable y que de repente un día, en el hall de un bar, le dijo que sí que era toda suya. Lo cierto es que, exceptuando ocasiones muy puntuales en las que confesó esto (que me creía inalcanzable, que le gustaba desde hacía un año, ect) en el día a día no demostraba el entusiasmo que yo esperaba o el que demostraba yo. Mi cabeza es un jaleo, pero sus comportamientos también, y me canso. No es que analice sus movimientos al milímetro, es que necesito una seguridad que si no tengo, es porque me la quitó la otra vez, cuando sí la tenía, y no me gusta moverme por un suelo que no sé si se va a hundir conmigo encima.

Yo no puedo tirar de esto otra vez, no voy a ser yo quien arriesgue de nuevo ni quien saque el tema para hablarlo, no voy a ser la próxima que se lance a besarle o que le diga de salir a cenar y/o al cine, porque no, porque no es mi turno, porque no termina de dejar nada claro (al menos lo suficiente para mí por cómo soy de insegura respecto a él por lo que ocurrió "la otra vez") y estoy cansada. No es orgullo, es agotamiento y miedo.

Y hoy... hoy por fin sale y ni siquiera sé si tengo ganas de verle. Además a mis amigos se les ocurre la genial idea de invitar a la Gafapasta a salir con nosotros. Al ver mi cara de "pongo cara de normal pero me estáis jodiendo la vida" me dicen que en principio no va a venir, que ha quedado con sus amigos. Cuando leo el maldito evento en una red social, veo que la realidad es que sí, ha quedado con sus amigos, pero va mucha gente que no conoce, no cree que esté a gusto y luego nos llama...

Al final ya da igual, tampoco se trata de ella. Se trata de él y de mí. Y yo estoy cansada. No sé si saldré hoy, no tengo ganas y verle no es ahora mismo una motivación. No quiero seguir más con este juego, no quiero meterme en Navidad con esta mierda encima, y no quiero que él cope mi cabeza de la forma en que lo hace. Así que esto o se soluciona ya o a aquí alguien va a hacer la "táctica Hobbit" de alejarse gradualmente sin informar a la otra parte afectada y esta vez no va a ser el Hobbit. Lo cierto es que llevo unos días mentalizándome de que esto no va a ninguna parte y de que tengo te cortarlo ya, y que sí, lo pasaré mal pero me tengo que aguantar.

Quizás se me esté yendo la fuerza por los dedos, quizás salga esta noche y se ponga a recordar escenas de hace un año (es más que probable) y vuelva enciruelada a casa... pero ahora mismo, a las 7 de la tarde, esto es lo que siento. Y no, no quiero verle, aunque me conozco y al final terminaré saliendo.

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