-->

viernes, 24 de enero de 2014

Quiero ser Mary Poppins (mi historia a-profesional y bastante personal)

Bueno, pues ahora sí os voy a hablar de la nueva "locura" de mi vida. Después de no conseguir un curro que tenía apalabrado y de que este año la escuela no tenga dinero para que instruya musicalmente a ningún niño desviado (era un programa de apoyo para niños de un centro especial) pues he decidido que me quiero ir de AuPair.

Seguro que ya sabéis lo que es una AuPair pero yo os lo cuento igual. Es una chica que va a una casa de un país que no es el suyo y, a cambio de cuidar a los niños de la familia, le dan alojamiento y manutención. Se supone que va a aprender otro idioma. También le dan una pequeña paga pero vamos, para sobrevivir allí y tal. Anda la cosa en unos 400 euros al mes, pero yo ni siquiera llegaba a eso con las clases de música así que... Además, no soy nada usurera. Necesito para comer como todo el mundo pero la verdad es que no tengo grandes necesidades, no soy muy consumista, no vendo mi alma al diablo por un sueldo de 36000 anuales como el Hobbit, por ejemplo.

1. Mi pasado.

Las entrevistas de trabajo nunca han sido lo mío, creo que porque soy tímida de entrada y nunca he tenido demasiada confianza en mí misma. Tampoco he hecho muchas porque de las más informales me han llamado y no he necesitado hacer más. He trabajado cuidando niños, de camarera, dando clases para selectivity a un chaval, en el centro este de menores y también de lo que estudié (mi primera carrera). Además, me llamaron para cuidar otros niños y para una frutería, pero ya tenía otro trabajo. Como veis tampoco se me caen los anillos. Y en el trabajo que en teoría era más duro (la cafetería-bar-restaurante) es quizás donde mejor me lo pasé, aunque estaba explotadísima.

El trabajo para el que estudié me minaba bastante la moral. No me sentía en absoluto realizada y sentía que el 80% de la gente que me rodeaba eran imbéciles e incompetentes. Gente que se creía Dios por haber hecho cierta carrera y luego no sabía ni escribir una linea sin poner una falta de ortografía. Pasa en todas las carreras pero hay en ciertas titulaciones que no puedo soportarlo, no puedo soportar que no sepan porqué hacen las cosas o porqué no y que encima les de igual, que no sean conscientes de su incompetencia. No me entraba en la puta cabeza que gente así tuviera en sus manos la salud de tanta gente (aunque ya me conocía el percal por mi clase en la carrera, pero verlo se hace más heavy). A mí se me hacía a veces muy complicado trabajar porque la responsabilidad me venía grande y no entendía como no le ocurría a otros novatos como yo o a los que, sin ser novatos, eran bastante más incompetentes que yo. Simplemente no les importaba porque no eran conscientes de sus carencias, de su incompetencia. A algunos les faltaba pegarse por intubar personas o hacerles punciones lumbares, como si fueran trozos de carne y no personas que sienten y sufren. Cuando había un accidente de tráfico yo sudaba sangre pero había compañero/as que se pegaban por coger las guardias en encierros y cosas así, y no solo por la pasta (que era muchísima). Me di cuenta de que había elegido mal lo que hacer en mi vida. Nunca me iba a sentir lo suficientemente preparada para esas cosas. Pero claro, había muchas otras ramas por las que podía tirar, así que me empecé a preparar para una de ellas. Llegué a comprar los libros del temario y todo, yo decidida a cambiar de especialidad, porque lo mío no eran las urgencias, aunque me hiciera "rica" trabajando 2 días a la semana.


2. Más de mi pasado.

Yo siempre había querido hacer otra cosa y no lo que estudié, pero mi madre reflejó en mí sus anhelos y esperanzas y como era la típica niña con notazas pues no podía hacer una carrera cualquiera ¬¬. Las carreras de letras estaban descartadas porque, eh, son para tontos. Yo tenía que hacer algo de ciencias. Pero a mí me gustaban las artes y escribir, eso es lo que me gustaba a mí. "Pero esas cosas las puedes hacer sin un título", me decía mi padre que sí es periodista. Y me dejé deslumbrar por lo "fácil", por lo que me iba a dar un trabajo más o menos asegurado y un buen sueldo. Y hasta me creí que me gustaba. En serio. De hecho, no me disgustaba porque si no, no lo habría hecho, pero como ya he dicho, me di cuenta de que no quería vivir así. De verdad, para mí era una mierda. Quizás para otra gente que tenga una vida más plena en general es la leche. O para esa gente a la que lo que les hace feliz es tener un cochazo o poderse comprar vaqueros de 200 euros (esto es true story, mis compañeras lo hacían). O para esas otras que fueron mis compañeras de clase y ya tienen 2 hijos. Yo tendría que haberme metido en veterinaria, tener a la familia contenta haciendo algo de ciencias y difícil y siendo algo que me atraía tanto. Y me la dieron en la solicitud de matrícula. Pero no me fui porque el cabrón anulador me lo pidió (hubiéramos estado de punta a punta del país, pero literalmente, transversalmente). Así de imbécil llegué a ser.

Ya durante la carrera llegué a estar tan frustrada que decidí retomar las clases de piano para darle algo de sentido a mi vida. Esto, a escondidas de mis padres (yo vivía en la ciudad de Juno, no con ellos) y alquilaba un piano para practicar (esto se hace por horas en las escuelas de música y se puede hacer con más instrumentos de este tipo). Cuando se enteraron de que estaba haciendo babysitting los fines de semana para pagarlo me la montaron gordísima (que para qué quería el dinero, que yo lo que tenía que hacer era estudiar, etc.). Así que las tuve que dejar.

3. Hacia mi presente.

La enfermedad que tuve no es lo peor que me ha pasado. Recuerdo que lloré con un capítulo de la serie de Pulseras Rojas hace poco porque me pasaba un poco como a su protagonista. Hay a gente a la que no habría conocido y decisiones que habría tomado. Sinceramente, creo que si no hubiera sido por lo que pasé estaría amargadísima (mucho más de lo que estoy). Tengo que decir también que el Hobbit ha influido mucho en mi personalidad actual, sin saberlo. Me hizo más fuerte, porque el hecho de que me dejara cuando más le necesitaba me creó la necesidad de ser aún más fuerte, sabiendo que no podía apoyarme en él y haciéndome ver que tenía que centrarme en mí y en las cosas importantes de la vida. Toda la situación que tuve que vivir, con él visitándome después de operarme, durante el tratamiento y demás... sabiendo que ya no quería nada conmigo y haciendo como que yo lo aceptaba. Fue muy jodido y muchas veces tengo la sensación de que fui idiota y él cruel, de que yo no me merecía eso y que él debería haber desaparecido del todo de mi vida. Que no debería haber estado a ratos, porque, sinceramente, lo hacía por pena. Y creo que él no se merecía que yo le siguiera tratando como si no hubiera rencor, como si fuera mi amigo, quizás mi mejor amigo. Pero siempre pensé que cuando todo pasara, volveríamos a estar juntos. Y mirad. Mirad ahora.


..........

Continuará...

No hay comentarios :