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jueves, 13 de octubre de 2011

Navidad, Navidad... ¡que te peten!

Esta mañana, después de escribir, de camino a clase, pensé en la pre-Navidad. En cuando pusieran turrón en el super, villancicos, pero sobre todo en cuando en mi ciudad encendieran las luces y me jodieran la vida a flash-backs. Porque odio la Navidad desde hace años, pero la última Navidad fue diferente, fui feliz. En mi casa se ha estado años sin celebrar la Navidad. Una de las últimas Nochebuenas la pasé sola en casa, cenando hamburguesas con ketchup en la sala de estar, viendo una reposición de los Simpson en la tele de 14 pulgadas. Las otras no han sido mucho mejores, la verdad. Hasta el año pasado, que ni siquiera pude dormir de lo eufórica que estaba. Y recuerdo que salió el sol, después de muchos días lloviendo a cántaros. Salió el sol con una fuerza brutal... Y pensé: "es B, que por fin le da el visto bueno al Hobbit; es B, feliz de que yo esté feliz". Hasta empecé a cogerle cariño a la canción de Shakira del anuncio de cava, a la que ahora el Hobbit se refiere como "la canción esa de Shakira que te ponía cachonda". ¿No sabes leer entre líneas, gilipollas? ¿No eres capaz de pensar en lo que dice la jodida letra y lo que había pasado en mi vida? Sobra decir que ahora la odio, claro, y que al escucharla se me clava y desearía clavarle cuchillos al Hobbit hasta desfigurarle la cara.

Pues bien, pasé una media hora angustiada, pensando en que tendría que mentalizarme para que el encendido de luces no me pillase por sorpresa a principios de diciembre, o quizás últimos de Noviembre. Y pasaba por las calles por donde paseé con él, por dónde nos despedíamos con besos y por dónde me despedí el día del golpe de estado, con dos besos y un abrazo, un abrazo fuerte. Pensé que cuando encendieran las luces de esas calles moriría. Pensé que voy a morir esta Navidad, que me inmolaré o haré algo realmente patético. Y que gran culpa la tendrán las luces, igual que la tuvieron el año pasado. Fue encenderlas y perdimos la cabeza, todo se magnificó, hasta lo hemos hablado... que nos dejamos llevar por la euforia de la Navidad que nos venden las pelis americanas... con nuestra ropa de invierno, mi cazadora de capucha peluda (sintética, eh), los guantes de copos, la pista de hielo...

Siento miedo cada vez que pienso en las jodidas luces. Y no pensaba escribir sobre esto hasta que viera que se encendían sobre mi cabeza.

Pero hoy me han dado una de las mejores noticias que me podían dar: este año el ayuntamiento de mi ciudad no pondrá luces de Navidad; no hay dinero. Me he puesto eufórica, completamente eufórica. Luego he pensado que los comercios las pondrán igualmente... y los bares. EL BAR. Pero bueno, es algo.


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19:10, cuarto de baño, a punto de entrar a la ducha.

Titiri tiriti ritiititiii ritiiitiriiitit...

"Llamando: Hobbit"

-¿Hobbit?
-Nieblaaaaaaaa, eeeh
-¿No tenías clase?
-Sí, pero estoy en casa ya, he salido antes...
-Ah, qué bien, ¿no?... ¿qué tal las clases?
-Puff, un coñazo, ya sabes... ¿tú qué tal? ¿Ya has decidido qué vas a hacer con tu vida?

Niebla se queda pensativa. Luego se da cuenta de a qué se refiere.

-Sí... Me quedo aquí...
-¡Tooooma!
-¿Qué?
-Así te veremos más...
-Bueno, no sé... parecido.
-No, podemos quedar a diario... y te puedo ir a ver al campus por la mañana, ¿mañana qué horas tienes libres?
[...]

...


Criaturas, ¿quién las entiende? Acabará conmigo.

Pero tranquilos... mañana no tengo clase.

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