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viernes, 22 de marzo de 2013

Me he pasado media tarde llorando con la Gafapasta, porque si no me puedo aguantar con las películas y las canciones, imaginad si empatizo con una persona...

Esta noche, viernes de dolores, hace un año que pasó lo de la Voz, que aún no sé bien exactamente qué fue, porque sus versiones siempre fueron contradictorias (las de ella consigo misma) y, a su vez, contradictorias con las del Hobbit. Intento no pensar en ello porque sé que para él es pasado y que, además, desearía que no hubiera sucedido, igual que yo desería que no hubiera pasado lo de la nochevieja con el pintor de Sumi-e, aunque lo cierto es que cuando ocurrió lo de la Voz, él me había mandado a la mierda oficialmente; yo no puedo decir lo mismo de lo otro, aunque se daba por supuesto.

En fin, que da igual, no le tengo aquí el fin de semana, pero parece que la "suerte" me ha sonreído porque el martes me llegaba un whatsapp: "¿Te cuento un secreto?". Era M. "¡¿ESTÁS AQUÍ?!". Y, aunque no estaba, llegó ayer. La verdad es que desde que Nib me dominó allá por octubre y me convertí en una mala imitación de mi amiga Amy -que se pasa la vida on fire, como dice ella-, las cosas han sido muy muy extrañas con M. No han vuelto a ser igual, a pesar de que yo pensaba que no iban a cambiar. Pero bueno, espero que puedan volver a una relativa normalidad y yo ahora me pienso comportar. Palabrita.

Os dejo con una canción que no me pega nada, que es super moñeras, pero la canta un chico que "conocí" en Washington DC y que yo le decía a Juno que era "El Duendecillo de DC". Sobra decir que aquí ni en mis mejores sueños "conocería" un chico así. El efecto extranjera ya se sabe...

Aquí os lo dejo, no puedo evitar pensar en la Gafapasta cada vez que la escucho. Y no puedo parar de escucharla, estoy totalmente en bucle con ella, con la voz de este chico, con los violines...

"El arte de volver a empezar"



Nota: Ya sé que no cuento nada, pero bueno, sabed que al menos sigo con vida.

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