-->

domingo, 3 de febrero de 2013

A salvar.

Te mentí.
Me mentí.
Claro que necesito ser salvada.

Lloro. Por fin.
Pero me estoy ahogando en todas las palabras que no te puedo decir.

¿Fin? Ojalá. Esto nunca acaba.
Dile que se vaya, que no me quiero sentir así.
Dile que se vaya, y quédate tú.

No puedo controlarlo.
No me quiero sentir así.
Aléjate, implosionaré.
Te haré más daño. Puedo hacerte más daño.

Me está rompiendo y grita.
Grita, grita, grita.
Dile que se calle.

No a la compasión.
No a la condescendencia.
Arréglame o rómpeme del todo.
No seas compasivo, sé certero.

No te vas a quedar.
Lo sé.
Dices tantas cosas de buena voluntad...
Pero siempre empiezan así, los finales.
Lo que dices será mentira, aunque ahora sea verdad.
Como antes.
Como siempre.


El no la vendrá a salvar.
No la volverá a salvar.
Ya no la podrá salvar.


2 comentarios :

Chari dijo...

Me encantan tus "desvaríos"... Una de las razones por las que me gusta tanto leer el blog de otras personas es porque no son "como la vida misma" sino que son "la vida misma", se nota mucho cuando algo se dice desde dentro,como dice Fito: "Porque escribo igual que sangro, porque sangro todo lo que escribo".

Niebla dijo...

Gracias Chari, ya sabes que esto de literario tiene cada vez menos... Ya me he dicho demasiadas veces que sólo escribiría cuando saliera algo bonito, pero es que ya ni me molesto en decírmelo. Ha llegado un momento en mi vida en el que tengo que medir tan tantos aspectos las cosas que hago o digo -incluso parece que debiera medir las que siento- que aquí hago lo contrario, y me desboco. Y muchas veces me pierdo.