-->

martes, 5 de febrero de 2013

Entre cafés y picardías.


—Entonces, ¿han cogido al Hobbit para el curro ese? —me pregunta mi amiga P, que le conoció en el instituto, mucho antes que yo, y mucho antes que yo se dio cuenta de que no era normal, y también mucho antes que yo sufrió en "silencio" durante unos dos años más o menos.
—Pensé que te lo había contado el sábado.
—No, qué va, yo no le vi el sábado, no llegué a bajar a la plaza. Le han cogido, ¿no?
—Sí... —e intento que parezca que no me importa, incluso que me alegro por él.
—¿Y ya está para allí?
—No... fue ayer a buscar piso, empieza el lunes que viene.
Apenas la miro a la cara. Me cuesta escupir las palabras.
—Así que eso era lo que te pasaba.
—No —digo enseguida—, no era por eso.
—Ya... Venga, Niebla. Si conmigo no tienes que disimular.
—Estaba de bajón de antes, aunque sí, el domingo empecé a darme cuenta de que es verdad que se va y... no sé. Me puse peor.
—Y él... ¿está contento?
—No mucho, no sé... Me dijo que iba a venir todos los fines de semana. Me ha llamado muchas veces estos días, y ayer varias veces desde el tren Trato de disimular que me estoy emocionando y ella bebe un trago de café con su gesto de "sois un caso perdido". Yo continúo: Me dijo: 'Pienso ir todos los fines de semana, para nosotros va a ser como si aún viviera allí, en serio'. Me quedé con ganas de decirle que no necesita decirme eso, que... que no soy su novia, ¿no?
—A lo mejor no te lo estaba diciendo a ti; a lo mejor necesita decírselo a sí mismo.

Y las dos guardamos silencio. Y veo que ella también se ha emocionado. Por algo nos dicen que somos las lloronas del grupillo.

No hay comentarios :